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sábado, 29 de octubre de 2016

A TAMARA Y JOSE MIGUEL: A 28 AÑOS DE SU VIL ASESINATO, SU EJEMPLO SIGUE AQUI


“Pondremos la dignidad de Chile tan alta como la cordillera de los andes”
- Comandante José Miguel del FPMR

El 21 de octubre de 1988, un destacamento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR, organización de la izquierda revolucionaria y que combatió a la dictadura cívico-miitar, atacó el retén de carabineros del poblado precordillerano de Los Queñes, VII Región, donde muere un cabo, luego de lo cual emprendió su retirada por las montañas adyacentes y hacia la VI Región. La unidad guerrillera se encontraban a cargo de los máximos dirigentes nacionales del Frente: CECILIA MAGNI CAMINO, Comandante Tamara, y RAÚL PELLEGRIN FRIEDMANN, Comandante José Miguel.

Días más tarde, el 28 de octubre, en el río Tinguiririca fue encontrado el cadáver de Cecilia MAGNI y, en el mismo curso, pero el 31 de octubre, lo sería el de Raúl PELLEGRIN. Según los informes de autopsia y aparte de presentar numerosas heridas atribuibles al arrastre fluvial, ambos cadáveres presentaban lesiones contusas y huellas de aplicación de electricidad compatibles con torturas, las que sin duda fueron efectuadas por carabineros que participaron de su caza. En los peritajes legistas antes mencionados se establece que, en el caso de Cecilia Magni, las luxaciones de las vértebras 6 y 7 fueron hechas por elementos contundentes que impiden que un cuerpo se mueva, ya que se provoca un shock general parapléjico, donde el cuerpo pierde sus funciones motoras. En cuanto al cadáver de Raúl Pellegrin, se señala que la causa de la muerte fue asfixia por sumersión en agua y contusiones torácicas dorsales, las que se aplican por acción de instrumentos romos contundentes dada su topografía y profundidad y la ausencia de lesiones externas.

Otro detalle es que las heridas corporales dejadas en ambos compañeros son similares, lo que indica que las torturas habrían sido propinadas al mismo tiempo, antes de ser arrojados moribundos a las aguas del Tinguiririca. Destacan en los cuerpos de los infortunados compañeros lesiones anales provocadas por objetos romos, las cuales no pudo hacerlas el agua de un río, como señaló uno de los forenses.

La lógica investigativa del ministro en visita Raúl Mera, que veía en 2004 la causa por el crimen de la pareja de compañeros, indicaba que si se había tratado de un homicidio, y que los únicos que participaron en el rastreo de ambos frentistas hacia la cordillera de la Sexta Región fueron carabineros, era de entre los funcionarios que participaron de esta operación de búsqueda donde se encontraban los asesinos.

De allí que volvería a citar al entonces prefecto de Colchagua, Julio Verne Acosta, y a Walter Soto Medina. También a una serie de funcionarios del GOPE y del OS-4 Dipolcar, es decir, el servicio de inteligencia institucional, de donde se sospecha se ejecutó a los frentistas y también del OS-7. Los querellantes inclusive buscaron seguir la línea jerárquica institucional, lo que afectó al ex senador ‘apernado’ y ex general director de carabineros, Rodolfo Stange, quien al momento de los hechos era la cabeza del organismo. No obstante, éste luego sería injustamente absuelto.

Posteriormente, en 2010, el mismo magistrado absolvería de culpa por ambos crímenes a los retirados oficiales de carabineros Julio Verne Acosta, Carlos Mauricio Bezmalinovic, Juan Ernesto Rivera y Walter Soto Medina, por no existir elementos de convicción, aunque las dudas se mantenían y aún lo hacen respecto de su grado de involucramiento en los mencionados crímenes.


Nacida en un hogar burgués, a los seis meses de haber ingresado a la facultad de Sociología, en la Universidad de Chile, empezó a participar en las manifestaciones contra el régimen militar. Casi a la par se sumó a las filas de las Juventudes Comunistas, organización proscrita por la dictadura. Su familia lo supo dos años después y por su propia boca: “soy miembro del Partido Comunista. Soy comunista.” Las relaciones con su padre, al que adoraba, se volvieron tensas, pues en esa familia se aplaudía al general Augusto Pinochet.

Poco después ingresó a la guerrilla del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, FPMR, después de tomar la decisión más dura de su vida: dejar de compartir el día a día con su hija de dos años. El padre de la niña, que la apoyaba en su compromiso, asumió la crianza. Ante las críticas, ella repetía a su hermana: “No puedo sufrir por una sola niñita, que es mi hija y que amo, cuando veo sufrir a miles de niños que no tienen derecho a nada”. Ya dejar lo demás no era problema: la comodidad y el prestigio que le podían dar la riqueza de su familia. “Ingresé a esto porque creía en una sociedad diferente, más justa y este camino es más realista. Soy consecuente con mis ideas (…) La lucha es la única forma realista y válida de cambiar el rumbo del país”, dijo a la revista HOY desde la clandestinidad en 1987.

De ojos vivaces, buenamoza, encantadora, muy tierna y de gran ímpetu, se oponía a la mediocridad: “Aunque seas barrendera, debes ser la mejor”, le repetía a su hermana menor. A esta infatigable lectora sus compañeros la bautizaron como “Tamara”, en recuerdo de la revolucionaria que luchó al lado del Che, Tamara Bunke.

Se inició en la lucha militar participando de la voladura de un puente ferroviario, y asaltando una casa de cambio, de donde escapó a tiros montada en una motocicleta. Logró un vertiginoso ascenso al interior de la organización guerrillera, hasta llegar a ser la única mujer que obtuviera el grado de “comandante” en la cerrada dirección del Frente. Es que eran innatas en ella sus capacidades políticas y militares, además de ser una gran conspiradora. Siempre trató con cariño a quienes tuvo bajo su mando, preocupándose hasta de sus problemas personales, como debe ser en un dirigente.

A mediados de 1986, Cecilia Magni, ya convertida en la “comandante Tamara”, estuvo entre el reducido grupo de dirección que planificó la acción más arriesgada que hasta entonces realizaba el FPMR. Se llamó “Operación Siglo XX”, y su objetivo era dar muerte al dictador Pinochet. A pesar de sus protestas, a último momento se decidió que ella no participaría en la emboscada, ante la probabilidad que ningún guerrillero saliera con vida. Y su experiencia en la logística era indispensable para el Frente.

El 7 de septiembre de ese año Pinochet regresaba a la capital luego de un fin de semana de descanso, cuando una veintena de comandos del Frente recibieron su caravana con nutrido fuego. Al final de los ocho minutos que duró el intrépido operativo quedaron cinco escoltas muertos y once resultaron heridos. Pinochet salió ileso pues el cohete que se lanzó contra su auto no estalló: al dispararse a corta distancia no alcanzó a activarse lo suficiente para traspasar el blindaje. Ningún guerrillero murió. La responsabilidad de Tamara en la consecución de autos y casas para resguardar al grupo, así como el traslado del armamento tuvo cero faltas. La acción fue destacada por la dictadura como “un perfecto operativo de inteligencia.”

El 21 de octubre de 1988, junto al máximo responsable del FPMR, Raúl Pellegrín, dirigió la toma militar al cuartel de los Queñes, al centro del país. Los servicios represivos iniciaron una cacería implacable contra la pareja hasta lograr su captura. El día 29 fue hallada en un río. Al día siguiente se encontró a Pellegrín. La dictadura aseguró que habían “muerto ahogados”, pero sus cuerpos tenían horribles muestras de tortura, incluida la ruptura de la columna vertebral de Cecilia. Su captura se debió a una traición. Cecilia “Tamara” Magni tenía 31 años.

Pellegrín no solo era un compañero político sino el hombre de su vida. El padre de su hija dijo tiempo después: “Cecilia, en el amor y en la política, fue fiel y leal hasta las últimas consecuencias”.

Su padre aseguró que si él hubiera sabido que iba a morir así, “jamás me hubiera enojado con ella en la vida”. Mientras que la hija, ya siendo una joven, expresó: “Las decisiones de las personas valen, cuando las toman valen, y yo no puedo invalidarla a ella, sería faltarle al respeto”.


El golpe militar y el exilio en Alemania lo sorprenden a los 15 años de edad.

En 1976 su familia se traslada a Cuba y asume la carrera militar incorporándose a las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas logrando el grado de subteniente.

A fines de 1978, Raúl, junto a otros oficiales chilenos de distintos partidos de la izquierda, se incorporan a la lucha revolucionaria en Nicaragua, como asesor militar de una columna guerrillera en el Frente Sur, destacándose rápidamente en el combate.

Diversos testimonios nos revelan cómo solía criticar las actitudes conservadoras, el aferramiento a lo tradicional, la incapacidad de debatir en profundidad y apegarse a los formalismos, él exigía tenacidad, audacia, abnegación, madurez.

Después de la experiencia nicaragüense, Raúl Pellegrín regresa a Chile y entra a formar parte de la Comisión Militar del Partido Comunista Chileno y a ser el principal mando del FPMR. El Desarrollo del Frente, su organización, la evolución de las técnicas operativas, están relacionadas directamente con él, que asume los nombres de “José Miguel” o “Rodrigo”. Su aporte político es determinante en todo el proceso de creación del FPMR y en el proceso de separación del PC chileno, debido a profundas diferencias de orden político-ideológicas, así como en el diseño estratégico del Frente como organización independiente.

Líderes como “Rodrigo”, y también “Tamara”, son los dirigentes preocupados del profesionalismo de los combatientes, del bienestar humano de los mismos, que desarrollan todo un código poético y lenguaje propio en el FPMR, que buscan formar luchadores impregnado de la esencia del pueblo, es el hombre obstinado en erradicar vicios y costumbres muñequeras y politiqueras para construir un tipo de rodriguista transparente, sin dobles discursos, consecuente.

El 21 de octubre de 1988, en el marco del proyecto de Guerra Patriótica Nacional (GPN), participa directamente en las acciones que se desarrollan en La Mora, Aguas Grandes, Pichipellahuén y Los Queñes. Decidido a ponerse a la cabeza de estas, señala con su ejemplo que no se puede ser un conductor sin asumir los riegos de ir en la primera línea, demostrando, empujando y señalando los caminos.

Luego, esa actitud le costó la vida a manos de las fuerzas represivas de la dictadura. Sin embargo, este mismo talante y el aporte político de Raúl se transformarían en los cimientos sobre los que el rodriguismo intenta hoy por hoy, por diversos medios e instancias, construir su nuevo proyecto político.

“No habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu) 

¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!

Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Octubre 29 de 2016

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