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sábado, 16 de julio de 2016

TURQUIA: EL GOLPE DE ESTADO MILITAR QUE NO FUE


Cuando Europa aún trepidaba a causa de la mortandad que un kamikaze -seguramente del terrorismo disfrazado de islamismo- dejara en Niza, un grupo del ejército turco arriesgó un levantamiento que fue detenido por el pueblo y el grueso de las FF.AA., mientras que el ‘valiente’ presidente Erdoğan huía  

A media tarde de este viernes 15, los movimientos de tropas y el paso rasante de aviones y helicópteros militares sobre Ankara hicieron temer lo peor a la población de la capital. Poco después, en un comunicado, una facción del ejército turco aseguraba que habían tomado el poder con el fin de “proteger el orden democrático y mantener los derechos humanos en Turquía”, temáticas bastante distantes a los intereses castrenses.

Un supuesto “estado mayor del ejército”, aseguró haber capturado a las principales autoridades de gobierno. Los golpistas impusieron la ley marcial en todo el país, desplegando tanques en las autopistas de acceso a Estambul y Ankara, apoyados por blindados, cazas y helicópteros del Ejército. Por otro lado, tomaron bajo su control la televisión pública, el aeropuerto internacional Atatürk e infraestructuras básicas como los puentes sobre el Bósforo y el palacio presidencial.

Mientras tanto, el primer ministro Binali Yildirim declaraba a la prensa que el gobierno continuaría con normalidad y que los militares, “pagarán las consecuencias”. Además, intentaba explicar que el presidente Recep Tayyip Erdoğan se encontraba a salvo, pero -según señalaban a esa hora diversos medios locales- éste andaba bien lejos e inclusive se sabía que le habían negado la posibilidad de asilo en Alemania y que volaba a Londres.

En las calles de las principales ciudades del país, en sus centros cívicos, miles de ciudadanos desarmados, policías y regimientos afines al régimen intentaban neutralizar las acciones de los golpistas, no sin que se dejara de derramar sangre en ambos bandos. De hecho, en Ankara, capital turca, el parlamento fue bombardeado desde el aire.

La imperial Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, por medio de un comunicado, se refirió a la ofensiva militar golpista. Utilizando imágenes de suyo farisaicas, sólo creíbles por parte de los más obtusos e ignorantes, reafirmó “su compromiso a la estabilidad internacional” y pidió el “respeto total para las instituciones democráticas de Turquía y de su Constitución”, declaraciones que evaden la realidad de su rol como la punta de lanza de la entente imperial en Europa del Este, Medio Oriente y el Atlántico. Resulta difícil creer que la OTAN sólo se hubiera limitado a emitir meras quejas diplomáticas, no efectuando acciones punitivas para evitar que Turquía cayera en manos ‘no seguras’, toda vez que desde bases en suelo turco aviones de EE.UU. y sus socios europeos atacan y han atacado a Siria, Libia, Irak, Irán, Afganistán y algunos países de África. Y es que la OTAN ya sabía a la hora de sus anuncios, cerca de las 2:00 y en base a los informes de las fuerzas secretas turcas, que el país volvía a la normalidad tras rechazar la ofensiva militar.

Ya a las 3:00, el gobernador de Estambul, Vasip Sahin, ha asegurado a los medios de comunicación que la sublevación por parte de los militares golpistas ha logrado ser sofocada en su ciudad, aunque aún continúan los enfrentamientos entre golpistas y partidarios del Gobierno turco, informa RIA Novosti.

Por su parte, el oficial de Inteligencia Nacional de Turquía, Nuh Yilmaz, aseguró que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas, Hulusi Akar, del que se había comentado que había sido secuestrado por los golpistas, continúa ejerciendo sus funciones, recoge la agencia Anadolu. Además, algunos oficiales turcos aseguran que han logrado arrestar a 13 de los más de 100 militares sublevados este viernes en el país. Al mismo tiempo, el canal de televisión estatal turco TRT, cerrado durante esta sublevación, ha vuelto a emitir.

Lo más indigno de la jornada fue la huida del presidente Erdoğan. Éste verdadero autócrata –en 1996 afirmó que, «La democracia es como un tranvía. Lo tomamos para ir a donde queremos y una vez allí, nos bajamos.»-, había escapado a Alemania. Allí le negaron el asilo político, por lo que tuvo que girar a Inglaterra, pero cuando iba para allá –seguramente atendiendo al restringido alcance del golpe militar- decidió devolverse. Más tarde, aterrizó en el aeropuerto de la capital de Irán, Teherán, a donde viajó escoltado por dos cazas de las FF.AA. iraníes. Seguramente en la mañana de éste sábado 16, cuando esté todo tranquilito, volará de vuelta a Ankara, donde deberá dar la cara al país y responder por su pusilánime actitud frente a la asonada militar.     

Colectivo Acción Directa Chile –Equipo Internacional
Julio 15 de 2016

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