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viernes, 6 de mayo de 2016

MOVIMIENTO DE TRABAJADORES: ¿Y DESPUES DEL 1º DE MAYO QUE?

Lienzo y consigna unitaria marcha 1° Mayo en Santiago

Hoy, luego que l@s trabajador@s más consecuentes superaran en cantidad a aquellos que siguen las turbias aguas de la CUT -al menos en las movilizaciones en torno a éste 1º de mayo-, resultan necesarias algunas palabras respecto del presente y futuro del sindicalismo clasista y combativo   

Finalmente, durante las tradicionales marchas conmemorativas del Día Internacional de l@s Trabajador@s 2016 realizadas en Santiago y el Gran Concepción, aquell@s que se inscriben o simpatizan con un sindicalismo de clase y consecuente superaron en cantidad a aquellos que aún se sienten representados por la oficina de asuntos laborales del gobierno conocida como Central Unitaria de Trabajadores CUT.

Aclaremos que desde hace 5 años que en la capital del Biobío la marcha ‘alternativa’ a la de la CUT; la primera realizada en Talcahuano, la segunda en Concepción, es superior en cantidad y en representatividad sectorial. Pero fue a partir de la presente conmemoración del ejemplo de los mártires de Chicago en la capital que el sindicalismo combativo superó al domesticado, dando pie, creemos, a un nuevo período en las luchas de los explotad@s de Chile.  

La reforma laboral emprendida por la Nueva Mayoría (NM), criticada con el tejo pasado por la derecha y la patronal, forma parte de una escalada que amenaza a los/as trabajadores/as y al movimiento sindical chileno. Con o sin aprobación de la titularidad sindical, el proyecto legal busca, ante todo, constreñir las peleas de los sectores de trabajadores ligados directamente a aquellas áreas que son muy sensibles para el despliegue y reproducción del actual patrón capitalista, primario exportador con ventajas comparativas: los contratistas de la gran minería del cobre; los portuarios; los forestales, pero también apunta a neutralizar a todos aquellos que pretendan entorpecer el desempeño del gran capital monopólico financiero; entiéndase los negocios de los Paulmann, los Luksic, los Angelini, los Falabella, los Yarur, los Matte, los Piñera, los Saieh, los Ponce Lerou.

La reforma laboral-patronal, de ser aprobada tal como prístinamente la presentó el gobierno de la NM, implicaría más bien fortalecer el reaccionario Plan Laboral impuesto a sangre y fuego en tiempos de la dictadura cívico-militar. En efecto, el citado Plan Laboral fue ideado por José Piñera, ex Ministro del Trabajo (1979-1981) de la Junta Militar. Se trató del primer eslabón de una serie mayor de cambios proyectados para la refundación capitalista de Chile, llamados las “siete modernizaciones”, que buscaron la privatización y la absorción monopólica de la formación económico-social chilena.

Los 4 pilares de aquel antipopular Plan se proyectan a la actual reforma de marras: 1.- Una huelga que no paraliza; 2.- Una franca despolitización del ámbito sindical; 3.- Negociación colectiva sólo por cada empresa; 4.- Existencia de paralelismo entre sindicatos y asociaciones.

A mayor ahondamiento, el proyecto de reforma laboral-patronal no cambia ni cambiará en nada el sistema de extrema explotación de los/as trabajadores/as de Chile y sus precarias posibilidades de organizarse y negociar efectivamente. Tampoco está pensado en la mejora del precario sistema previsional impuesto bajo dictadura, el cual está basado en la defensa del gran negociado de los dueños de las AFP y no en una adecuada calidad de vida para los/as jubilados/as. 

En este 1º de Mayo, cuando los/as trabajadores/as conscientes de Chile hemos demostrado una gran presencia y fuerza, es hora ya de pasar a la ofensiva, construyendo al fragor del combate un sindicalismo legítimamente de base y afincado en esta; democrático en su constitución, toma de decisiones y en su visión de la nueva sociedad que debemos edificar con las demás fuerzas del campo popular; claramente opuesto al poder y las prácticas del bloque constituido por la derecha económica y política, aliada ésta estratégicamente con el grupo mantenedor del sistema de dominación y explotación encarnado por la NM; un sindicalismo clasista que en ningún caso puede entrar a conciliar con las expresiones políticas –partidos, congreso, ONG- o legales –reformas, nuevas leyes, procesos negociadores- provenientes del campo de sus enemigos de clase; un sindicalismo decidido a no prestar su apoyo a las políticas y organismos –OIT, ONG manejadas por la NM y la derecha- que buscan dar un ‘rostro humano’ al inmisericorde sistema de desarrollo capitalista impuesto en Chile y el resto del sistema capitalista mundial.      

La CUT carece de toda moralidad para seguir arrogándose la representatividad del movimiento sindical. Con su participación en la discusión previa a la conformación de la reforma laboral-patronal y luego, presionando porque el corrupto congreso aprobase la reformita así como estaba, con todo lo nefasto que ello implica para la clase trabajadora, terminó por perder la pizca de respeto que algunos gremios y bases le guardaban. La mafia de la CUT y de la direcciones de la mayoría de las federaciones y confederaciones que la constituyen son meros representantes laborales de los partidos del gobierno. En el seno de la multigremial, tales cabecillas se la juegan a fondo por frenar todo ímpetu de los explotados que venga a romper los equilibrios que permitieron antes a la Concertación y hoy a la NM realizar su rol mantenedor del sistema, brindando de paso el sustento político-social para el desenvolvimiento del gran capital interno aliado a los monopolios transnacionales. Claro, escrito así suena demasiado exagerado y casi obseso el rol de la nefasta dirigencia oficialista, pero si lo pensamos con detenimiento veremos que en verdad ese ha sido el rol jugado por ella desde los inicios de la CUT, allá por 1988.  

La lucha y organización de un movimiento que de verdad represente a los/as trabajadores/as se puede dar en torno a diversos nodos: desde el sindicato, agrupación de estos, federaciones, confederaciones, por frentes y sectores productivos y/o de servicios. Nos parece que son dos las vías de desarrollo de éste sindicalismo clasista, consecuente y rupturista, que avanzan de manera simultánea y combinada: una, que va por el lado de levantar un nuevo referente de los/as trabajadores/as y que represente el aspecto orgánico de él; y otra, la cual haga efectiva la unidad con las demás fuerzas sociales del campo popular implicadas en la coyuntura: estudiantes, pobladores, pueblos originarios en pie de lucha, medioambientalistas, etc. Con todo, se requiere que las direcciones de las diversas instancias organizativas de los/as trabajadores/as sean renovadas, pasando a manos de dirigentes que en la práctica se la hayan jugado por los derechos de los explotados, electos en forma democrática, con posibilidad de revocarles en caso que se enchuequen, que no se transformen en ‘funcionarios’ sindicales; en suma, que no sean como los dirigentes apernados y las instancias pseudo-sindicalistas tipo CUT que tanto criticamos.     

Hoy más que nunca, los/as trabajadores/as deben fundir sus luchas con las de los estudiantes, los pobladores, los cesantes, los mapuche, las instancias que promueven y lidian por los DDHH, los defensores de los territorios y del medioambiente. Dicho proceso de agrupación de los/as que luchan es una necesidad vital con vistas a potenciar todas las demandas y luchas parciales, permitiendo así superar el actual aislamiento de estas y lográndose en su transcurso la constitución de la alianza político-social por los cambios de fondo en nuestro país; de conformación del actor social popular de la revolución.

No seamos ingenuos ni llamemos a los pueblos y los trabajadores a que actúen como borregos; no existen atajos o caminos falsamente expeditos en esto de la lucha por la liberación social y el fin de la explotación. Los procesos eleccionarios fuera del campo popular; es decir, no relacionados con la designación democrática de dirigentes y de toma de decisiones informadas, históricamente han demostrado su inutilidad para los objetivos de la lucha de la mayoría explotada. No será la redacción de una nueva constitución o la elección de éste o aquel candidato a concejal, alcalde, congresal o presidente los factores que vengan a suplantar la necesidad de organización y de ofensiva rupturista de los explotados y oprimidos en el camino de su emancipación.        

Cada trabajador/a es un poblador/a y a su vez puede ser un/a estudiante, un/a mapuche, un defensor de su entorno vital y cultural, etc. Es decir, todos/as, directa o indirectamente, somos potenciales afectados por el actual sistema de dominación y explotación, y –por tanto- debemos participar en el proceso de lucha y liberación social de la mayoría oprimida desde la trinchera que nos toque en suerte. Con lo anterior, seamos claros, no estamos afirmando que el proceso de combate y de organización populares se deban circunscribir al ámbito territorial, de vivienda de los/as activos/as democráticos/as; antes bien, este es una instancia de aquel proceso, indispensable, pero no el único. Para dar batallas más efectivas, sin duda que el movimiento popular requiere desplegar sus luchas en todos los niveles y planos del conflicto de clases, en todos los centros de trabajo, de faena, en universidades, liceos e institutos, en todos y cada uno de los frentes sociales, en Chile y el exterior. La generación de ese tejido social clasista y combativo, de la Resistencia Popular, descansará y se expresará en el Poder Popular, en el contrapoder de los explotados y oprimidos de éste país.            

Convocamos a todos/as los/as activos/as democráticos/as y revolucionarios/as para que, mediante todas las vías posibles, alentemos a ese pueblo trabajador para que se unifique democráticamente, le pegue la patá en la raja a la burocracia PC-PS-PPD-PDC-PR de la CUT y comience a avanzar de una buena vez por la senda de la lucha anticapitalista y por la liberación social.    

La vibrante demostración de los/as trabajadores/as conscientes y luchadores durante éste 1º de Mayo, en Talcahuano y Santiago, así como la Protesta Popular del pasado 11 de marzo, la Protesta Nacional que diversas organizaciones del frente de la Educación estamos convocando para el próximo 11 de mayo y la jornada de lucha para fustigar la cuenta oficial el 21 del mismo, sin duda son los primeros pasos en el camino de construcción de una alternativa democrática y popular de los pueblos y los/as trabajadores/as de Chile.

Punta Arenas, Aysén, Freirina y ahora Los Lagos-Chiloé, son los hitos en que el movimiento popular, conducido por los/as trabajadores/as, logran hacer sentir con fuerza la exigencia de sus demandas. En pocos días, las masas aprenden en la práctica lo que demorarían años de teoría. Son momentos en que la confrontación con las fuerzas que sostienen y defienden el sistema obligan al pueblo trabajador a ir de lo inmediato a lo estratégico, desde unas formas de organización rudimentarias a aquellas que anuncian el Poder Popular. En suma, son experiencias de lucha que ordenan e iluminan el camino que nos conduce a la liberación y la emancipación social y política en nuestro país.       

Nuestro llamado es a que juntos, los pueblos y los/as trabajadores/as de Chile, avancemos por la senda de la lucha clasista y sin cuartel contra nuestro enemigo común. Para ello contamos con los ejemplos heroicos de Rodrigo Cisterna, de Juan Pablo Jiménez, de Marco Cuadra y de Nelson Quichillao, sin olvidar a todos/as los/as caídos/as durante la lucha antidictatorial y a aquellos/as que lo han hecho en estos 25 años de falsa democracia. 

¡Ningún Acuerdo o Reforma a Espaldas
de los Pueblos y l@s Trabajador@s!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!

Colectivo Acción Directa CAD -Equipo Sindical
Mayo 6 de 2016

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