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martes, 27 de octubre de 2015

SECUNDARIOS SE MANIFIESTAN CONTRA APLICACIÓN DE LA SEGREGACIONISTA PRUEBA SIMCE

En Concepción

EN CONCEPCION Y SANTIAGO SE DIERON ESTE MARTES 27, DIA DE LA APLICACIÓN NACIONAL DEL TEST A LOS 2°s MEDIOS, SENDAS MOVILIZACIONES CONTRA EL ESTANDARIZADO EXPERIMENTO

Las acciones de los secundarios comenzaron temprano, cuando en la ciudad de Concepción amanecieron tomados los emblemáticos Liceo Enrique Molina (N° 1 de Hombres) y el Colegio Brasil, evitando que los alumnos accedieran a ser evaluados con el artefacto-prueba ideológico. En este caso, los movilizados pertenecían al Cordón Secundario Rodrigo Cisterna

¡Cómo no!, llegaron los pacos de ‘fuerzas especiales’ (FFEE), pero en ambos casos no hubo detenidos ni se registraron enfrentamientos, pues los ocupantes salieron así sin más, aunque luego de un buen rato. Tal dilación ocasionó que muchos de los ‘medibles’ estudiantes, al ver cerrados los establecimientos, se devolvieran a sus casas y que finalmente no se efectuara la segregadora medición.

Ricardo Flores, Vicepresidente del Centro de Estudiantes del Liceo Enrique Molina y parte del Cordón Secundario Rodrigo Cisternas, señaló “hubo una coordinación entre los liceos, en los procesos de organización que se han dado hemos evidenciado una postura crítica frente a las pruebas estandarizadas: entendemos que estas pruebas no están midiendo nuestra educación directamente, sino que miden nuestra capacidad de memorizar una instrucción que es precarizada”

En Santiago
Las críticas de los estudiantes apuntan a que este tipo de pruebas convierten a la educación en una especie de preparatoria para rendir exámenes, lo que implica una precarización de la educación de la escuela, mecanizando los procesos de enseñanza/aprendizaje al orientarlos a responder a estándares que poco tienen que ver con la educación “Los liceos concentran sus esfuerzos en responder a los estándares y nos hacen ver como un producto. Y nosotros no somos productos, somos seres humanos y nos damos cuenta que la educación debe comenzar con el interés propio, pero el sistema educacional está diseñado para provocar el desinterés” afirma el dirigente secundario.

Al avanzar un poco la mañana, otra movilización en contra de la aplicación del SIMCE, una protesta pública en éste caso, fue realizada por estudiantes secundarios de la capital, organizados en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) y representantes del Movimiento Alto al Simce.

Los/as jóvenes, entre 400-500, se agruparon alrededor de la Plaza Los Héroes y desde allí intentaron marchar hacia el Mineduc, sin embargo fueron agredidos por los efectivos de FFEE de siempre y todo se tradujo a enfrentamientos entre las partes, con saldo de unos/as 15 estudiantes detenidos/as.

Las críticas estudiantiles y de expertos en educación hablan a las claras de las limitaciones de medición SIMCE. Como que la investigación más reciente sobre el SIMCE (el año 2013, financiada por el Consejo Nacional de Educación ha detectado 17 propósitos para este instrumento. Investigadores como Cristián Bellei han advertido desde hace aproximadamente 11 años sobre los peligros que la multiplicidad de usos y propósitos atribuidos al SIMCE conlleva para la validez del proceso. Esta advertencia también ha sido consignada (pero no resuelta) en el informe de la Comisión SIMCE del año 2003. Una prueba con 17 propósitos diferentes implica un problema técnico, ya que cada uno requiere procesos de validación diferentes que justifiquen las interpretaciones que se realizan en base a los puntajes de la prueba.

Además, el SIMCE tiene su “caja negra”, al igual que la PSU. No solamente en relación con sus marcos de evaluación, los que en otras evaluaciones estandarizadas se publican, sino también en torno a sus procesos de elaboración, aplicación y corrección. Ya en 1999, en un estudio de Bárbara Eyzaguirre y Loreto Fontaine, se indican los problemas relacionados con las preguntas del SIMCE y los contenidos evaluados, problemas que se reiteran en estudios más recientes. Asimismo, el ya citado estudio de 2013, en el cual se recoge la perspectiva de diversos actores que participan en diferentes roles y etapas del SIMCE, revela problemas en la calidad de las preguntas, en la construcción de los instrumentos, en la comparabilidad de resultados de un año a otro, y en las condiciones laborales de constructores y correctores, que podrían tener una incidencia en la calidad del instrumento y de las interpretaciones que se hacen de sus puntajes.

Más importante aún, el SIMCE se basa en una noción de calidad que no está definida. Creadores y defensores del SIMCE señalan que es una herramienta para evaluar y mejorar la calidad de las escuelas. Al ahondar en esta afirmación nos encontraremos nuevamente en una nebulosa, pues ¿qué es la calidad de la educación? De hecho, el informe citado señala que en todos los documentos formales asociados al SIMCE, no existe ninguna definición de “calidad de la educación”. Usualmente, se cae en la afirmación, reduccionista e inadecuada, de que dicha calidad correspondería al puntaje obtenido en el SIMCE. Sin embargo, la ausencia de definición de ‘calidad’ implica un defecto técnico, puesto que si se desconoce qué se evalúa, difícilmente se puede construir un instrumento que entregue evidencia al respecto.

Por otra parte, no se puede desestimar el SIMCE como una prueba con altas consecuencias. Un bajo desempeño de la escuela en el SIMCE implica disminución en las matrículas, pérdida de financiamiento, disminución de la remuneración de los profesores (pérdida del bono SNED), amenaza de cierre de la escuela, todas consecuencias graves, que afectan directamente a profesores y alumnos. Estos elementos, por nombrar algunos, constatan que el SIMCE es efectivamente una prueba con altas consecuencias. De hecho, son éstas las que obligan a las escuelas y sus profesores a someterse a un currículum nacional progresivamente reducido y a modificar sus prácticas pedagógicas en función de estos estándares. La evidencia refleja que las altas consecuencias del SIMCE introducen distorsiones en el proceso educativo, pues incentiva prácticas como el entrenamiento para la prueba en los establecimientos, exclusión de estudiantes de bajo rendimiento, uso de incentivos materiales a profesores y estudiantes para subir los puntajes, estigmatización, despido de profesores y posible desmotivación de los estudiantes al contestar la prueba. Recientemente algunas instituciones ofrecen programas de postítulo con el objetivo explícito de enseñar a los profesores a mejorar los puntajes en el SIMCE, en vez de mejorar sus prácticas pedagógicas en función de las necesidades de los alumnos. Una distorsión grave y triste del sentido de la enseñanza y la educación.

Es por todo ello que los estudiantes secundarios más conscientes y organizados están diciendo hoy en día “¡NO MAS SIMCE! ¡NO SIGAMOS DESTRUYENDO LA EDUCACION PUBLICA!”  

¡TOD@S A MOVILIZARNOS POR UNA EDUCACIÓN PÚBLICA, GRATUITA, DE CALIDAD, SIN LUCRO, DEMOCRÁTICA, AL SERVICIO DEL PUEBLO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!

Equipo Estudiantil - CAD

Octubre 27 de 2015

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