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lunes, 14 de septiembre de 2015

VENEZUELA SE DEFIENDE DE LOS GOLPISTAS Y EL ‘DEMOCRATICO’ CHILE SE ENTROMETE

Leopoldo López en lo suyo

Mientras la justicia venezolana condena a uno de los causantes de muertos, heridos y destrozos en su ardor por derribar el legítimo proceso popular de la revolución Bolivariana, los poco democráticos gobierno y congresales chilenos se atreven a cuestionar esa judicatura y, por extensión, al gobierno democrático de Nicolás Maduro

El pasado jueves 10 fue sentenciado a 13 años de prisión el opositor ultraderechista venezolano Leopoldo López. La medida fue dictada por el Juzgado 28° de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que con un claro y amplio respaldo legal estableció que López es responsable de la comisión de los delitos de incendio intencional, instigación pública, daños a la propiedad pública y asociación para delinquir. El sujeto permanecía arrestado desde febrero de 2014 y fue imputado como responsable de las protestas con fines golpistas que dejaron un saldo de 43 personas fallecidas, agitación sediciosa que dura ya más de un año y medio y que es desplegada por la reacción interna, apoyada por EE.UU. y atizada por los gobiernos derechistas y seudo democráticos de América Latina.

En concreto, el instigador de la violencia derechista deberá cumplir una sentencia de 13 años y nueve meses por su papel en el plan conspirativo “La Salida”, que pretendía derrocar al Gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro.

Pues bien, el gobierno chileno, electo “democráticamente” con apenas un 25% del electorado y cuya gestión, según las últimas encuestas, el 72% de los chilenos desaprueba, se ha hecho eco de la crítica imperial a lo legítimamente obrado por la justicia venezolana.  

Así, el ministro de RR.EE. Heraldo Muñoz sostuvo el viernes 11 que su gobierno sigue “con mucha atención” la condena del cabecilla reaccionario venezolano y agregó que es “importante el debido proceso”. Claro, cómo si ésto fuera lo común en los juicios del Estado chileno en contra de los comuneros Mapuche, que defienden sus ancestrales derechos o en los recientes casos de combatientes anticapitalistas, condenados a penas que no tienen proporción con los delitos cometidos. Qué decir sobre el nulo avance en materia de verdad y justicia a lo largo de estos 25 años de democracia de baja intensidad, respecto de los atropellos a los DD.HH. y de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico-militar y en éste mismo último período.


Y hasta nuestro corrupto congreso, que cuenta con un tercio de sus miembros financiados/comprados por el empresariado, se ha atrevido a cuestionar la pena impuesta al antipopular conspirador. Y lo fue nada menos que desde la bancada del partido demócrata cristiano (PDC), golpista por antonomasia y que no tuvo ningún empacho en dar cobertura política al golpe allá en Venezuela en 2002, el que fuera impulsado por EE.UU. y España. Fue el diputado DC Iván Flores, miembro de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, el que manifestó “su más profundo rechazo y desazón” tras conocer la condena, agregando que su bancada ingresará un proyecto de resolución, para que el gobierno chileno exprese formalmente su preocupación ante el gobierno de Nicolás Maduro, debido a “una condena que realmente nadie entiende y apoya, escapando de toda lógica, justicia y razón”.

Pero la crítica menos esperada (bueno, no tanto a estas alturas de la vida), provino de la presidenta del partido que fuera socialista e hija -parece que putativa- del gran Salvador Allende, Isabel Allende. Esta, haciéndose la de las chacras, señaló que, "no comparto que se pueda encarcelar a personas que se están manifestando, sobre todo si lo hacen pacíficamente. Lo condeno absolutamente y me parece desproporcionado, por supuesto no puedo estar de acuerdo". Agregó que, "la gente tiene que expresarse libremente, y las calles por supuesto son para que opositores puedan expresarse. Espero y corresponde que tenga un debido proceso, pero me parece exagerado a un opositor que no ha ocupado la violencia una condena a 13 años no es aceptable en democracia". Hasta se atrevió a calificar al peón del imperio de “preso de conciencia”.   

Lo que el PDC quiere desconocer y lo que la Allende pretende soslayar es que Leopoldo López es un falsario inhabilitado por hechos de corrupción, vinculado a instituciones financiadas por la CIA de EE.UU. y responsable de acciones desestabilizadoras. López se exhibía como un aliado del ex presidente colombiano Álvaro Uribe, un político ligado al paramilitarismo en su país, y el mismo es autor intelectual de acciones violentas en Venezuela que han dejado decenas de muertos.

El periodista canadiense Jean-Guy Allard relata que, en la década de 1990, López estudió en una institución estrechamente vinculada a la CIA, el Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, “pues de allí reclutan a muchos de sus agentes de inteligencia”. López habría conocido en aquellos años al general David Petraeus, ex jefe de la CIA y hombre de confianza de Barack Obama en materia de inteligencia, y a Paula Broadwell, especialista en contrainsurgencia y análisis geopolítico de la inteligencia militar.

En el 2002, López encabezó la marcha de oposición al Palacio de Miraflores, en Caracas, que provocó la muerte de decenas de personas, propició el golpe de Estado y el secuestro del entonces presidente Hugo Chávez (1999-2013). Años después, lideró acciones desestabilizadoras en el país, llamadas “guarimbas”. La estrategia consistía en atentar de manera violenta y sistemática contra la paz y tranquilidad pública y provocar una actuación "represiva" de las fuerzas del Estado, para incentivar una sublevación cívico-militar, deslegitimar al Gobierno y forzar una intervención extranjera. En 2008, fue inhabilitado políticamente por la Contraloría General, por un caso de conflictos de intereses de 1999, era asesor de la estatal “Petróleos de Venezuela”, justo cuando su madre, Antonieta Mendoza, era Directora de Asuntos Públicos de la empresa. En 2011, la Contraloría lo inhabilitó nuevamente por tres años, hasta 2014, por el desvió de recursos públicos cuando era alcalde Chacao (2000-2008). El famoso López es primo de Thor Halvorssen, autoproclamado jefe de la Human Rights Foundation, organización no gubernamental financiada por la CIA que orquestó el fracasado golpe de Estado contra el presidente boliviano Evo Morales, en 2009.

Volviendo a los preocupados demócratas chilenos, si hacemos memoria podremos recordar que lobos con piel de oveja de Chile ya se habían afanado a fondo para intervenir en los asuntos internos de Venezuela. Ocurrió en aquel fallido golpe cívico-militar del 12 de abril de 2002. Tan sólo unas horas después que Hugo Chávez fuera sacado violentamente del poder -el que recuperó posteriormente con el pueblo movilizado en las calles-, el gobierno chileno de Ricardo Lagos emitió un comunicado acusando de los hechos de violencia y alteración de la institucionalidad a Chávez. El gobierno de Lagos fue uno de los 3 de Latinoamérica (Chile, Colombia y El Salvador) que reconocieron al efímero régimen de los golpistas. Por ello no nos sorprende que ayer se haya atrevido a comparar a Nicolás Maduro con el dictador Pinochet. Parece que es buen negocio atacar el proceso bolivariano que vive Venezuela.


Asimismo, a mediados de 2013, el opositor López (a la cabeza de Voluntad Popular) se reunió con la entonces candidata a un 2° gobierno Michelle Bachelet durante un foro de la Internacional Socialista -¿?-, que tuvo lugar en Santiago. Allí, López le lloriqueó a la actual mandataria sobre la situación social y política que atravesaba Venezuela, según su visión, luego de la “asunción ilegítima” de Nicolás Maduro. Por cierto que ocultó que como la oposición derechista con apoyo imperial no lograría ganar jamás por la vía electoral, le restaba sólo la asonada golpista, en un símil con la estrategia impulsada por la derecha y la CIA en Chile en contra del gobierno popular en 1973.  

Y la historia se sigue repitiendo. Hace 13 años, en los días del golpe contra Chávez y la revolución Bolivariana, la Cancillería chilena expresaba su preocupación por el “clima de creciente polarización“, y ponía en duda el carácter democrático del legítimo gobierno venezolano, agregando su esperanza en que la administración Chávez “mantenga los cauces institucionales vigentes con apego a la Constitución“. Nuestros prohombres y promujeres insisten hoy día en su cinismo y su descaro; ¿por qué no se fijan en la viga en el ojo propio y dejan de intervenir en los procesos internos de otro país?

Equipo Internacional –CAD CHILE

Septiembre 14 de 2015

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