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jueves, 10 de septiembre de 2015

A 50 AÑOS DE LA FUNDACION DEL MIR: DIVISION Y DIASPORA


15 DE AGOSTO DE 1965 –
 15 DE AGOSTO DE 2015


Editorial*
PLENO DEL CC

VIGENCIA DE LA SALIDA POPULAR

¿Cómo enfrentar a esta tiranía que se apoya en el poder de las armas, que usa todo el peso del Estado para cumplir sus propósitos no sólo de mantenerse hasta el 89, sino de proyectarse aún más allá? ¿Cómo salir de esta crisis que va destruyendo este país e iniciar la construcción de un régimen de auténtica y profunda democracia?
Unos, buscan desesperadamente la negociación con las FF.AA., con el imperialismo y con el capital monopólico financiero: las mismas fuerzas que han sostenido el régimen dictatorial durante estos 13 años. Quieren lograr un acuerdo que conduzca el 89 a una democracia restringida que, en lo esencial, mantendría la misma política económica y las políticas excluyentes y represivas contra quienes luchan por la verdadera libertad para Chile y su pueblo.
Otros, abandonan "por ahora" las banderas populares y las reservan para una "época mejor", porque no confían en la capacidad del pueblo. En los hechos, se subordinan a la línea de negociación y renuncian a luchar por una solución real a los problemas del pueblo. Pero también hay quienes estimamos que el pueblo y sus partidos no tienen por qué conformarse con una salida que no recoja ni represente sus intereses. El pueblo no está derrotado. Por el contrario, el extendido sentimiento antidictatorial, los sacrificios y el coraje que han alimentado la lucha durante estos años, demuestran que una salida democrática y popular a la crisis esté vigente. Sólo la lucha independiente del pueblo por el derrocamiento de la dictadura y por la conquista de todos sus derechos -utilizando todas las formas de lucha-, permitirá alcanzar una verdadera democracia, popular y revolucionaria. Esta convicción fue recientemente ratificada por el Pleno del Comité Central del MIR, convocado para analizar la coyuntura que vive el país.
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ACUERDOS DEL PLENO DEL CC

Las resoluciones centrales de este Pleno en la clandestinidad, aprobadas por mayoría, apuntan a fortalecer la alternativa democrático-popular como proyecto independiente que rechaza las tendencias negociadoras y claudicantes que existen en el campo opositor. Al reafirmar su programa y estrategia revolucionarias, el MIR no sólo sigue sosteniendo que el objetivo de hoy es el derrocamiento de la dictadura, sino que reitera su compromiso de lucha por un gobierno democrático, popular y revolucionario que permita avanzar hacia la construcción del socialismo en Chile. Sólo la lucha popular y una transformación profunda de la actual estructura económica, social y política de nuestra sociedad darán una real solución a la crisis que sufre nuestro país. 


Ninguna democracia restringida va a solucionar los agudos problemas que aquejan al pueblo y al conjunto de la sociedad y, por lo mismo, no va a contener el avance de la lucha popular y revolucionaria por los derechos y la plena libertad de nuestro pueblo. Al contrario, la fuerza y la rica experiencia acumulada en el curso de la lucha antidictatorial serán las bases para continuar la lucha en condiciones más favorables.
Fortalecer la alternativa democrático-popular, hoy, es impulsar con fuerza el programa del MDP y el Pliego de Chile, unificar a la Izquierda y a los sectores consecuentemente antidictatoriales en una lucha decidida por estos objetivos, y seguir planteando la acción común con el conjunto de la oposición en una Asamblea de la Civilidad revitalizada para impulsar la movilización social. El Pleno del CC ratificó la necesidad y, el derecho del pueblo a desarrollar todas las formas de lucha: la movilización pacífica, las luchas por las reivindicaciones económicas y sociales, la lucha ofensiva e insurgentes la lucha armada como elemento indispensable para enfrentar hoy el poder represivo y militar del régimen y para asegurar mañana el triunfo popular. Construir fuerza militar propia del pueblo y pasar a acciones armadas de mayor nivel, que desgasten y desarticulen a las FF.AA., es lo que permitirá que las luchas sociales y políticas del pueblo puedan desplegarse en toda su potencialidad. Es la combinación de la movilización social, de la lucha insurgente y de la lucha armada lo que permitirá ir conformando el po - der popular. Por esto, el pueblo no puede renunciar a ninguna forma de lucha. Quienes se niegan a reconocerlo, tienen el único interés de impedir una victoria popular en Chile y hacen todos los esfuerzos por sembrar la confusión y el derrotismo en el seno de la oposición y de la propia Izquierda. Es preciso combatir con claridad las posiciones negociadoras, claudicantes y derrotistas que hoy se manifiestan en la Izquierda y a cuya influencia tampoco ha podido escapar nuestro Partido. Es hora de definiciones: así lo entendió el Pleno del CC al encarar fraternal pero firmemente las posiciones discrepantes al interior de la dirección del MIR sobre la salida a la crisis nacional. De acuerdo a los principios del centralismo democrático, llegó a acuerdos de mayoría que llevaron a reafirmar la línea revolucionaria del Partido. Como consecuencia, se introdujeron renovaciones en el Secretariado Nacional del MIR para ajustarlo al impulso de la línea estratégico-táctica del Partido. El Secretario y el Subsecretario General, compañeros Andrés Pascal Allende y Hernán Aguiló, fueron reelegidos al frente de la dirección ejecutiva del Partido. El MIR, las fuerzas populares y el pueblo debemos aprender de los errores y, a partir de la valiosa experiencia ganada, avanzar con tenacidad y firmeza hacia el triunfo popular y revolucionario.

¡SOLO LA LUCHA NOS HARA LIBRES!

Columna del CC

MAYORIA Y MINORIA

El centralismo democrático es la regla de oro que regula la vida de un partido revolucionario marxista-leninista.
El MIR se rige por ella desde su fundación pues con ese mecanismo asegura la fidelidad con sus fuentes ideológicas y con su objetivo de luchar por una revolución proletaria en Chile, por la conquista del poder por el pueblo, razón y justificación del surgimiento del MIR.
El centralismo democrático es un método para decidir qué línea política concreta se debe adoptar, qué quehacer táctico se debe desarrollar, qué respuesta concreta debe entregarse en cada momento. O sea, el centralismo democrático es útil para elaborar e implementar la política del Partido.
La elaboración de la política partidista ocurre en una fase de amplia democracia y de plena participación de los militantes. Como es natural, en ésta etapa el debate es interno, hay opiniones diversas, discrepantes e, incluso, contradictorias. Esta confrontación de ideas es legítima y necesaria. El MIR alienta la participación y la discusión interna, pues de allí saldrán las respuestas políticas que necesita el Partido para actuar en la lucha contra el régimen dictatorial. Un partido que discute democráticamente sus opiniones es una organización que revitaliza las concepciones ideológicas y políticas en las que se sustenta.
Luego del debate surge la resolución adoptada por unanimidad, por consenso o por mayoría, en la dirección del Partido. Hasta aquí el momento democrático de discusión.
La idea de centralismo tiene relación con la exigencia ideológica de unidad estratégica y coherencia, coordinación y unidad política. Quiere decir que una vez finalizada la discusión democrática, las resoluciones adoptadas son válidas para todos los militantes: es la línea central del Partido que debe ser impulsada con lealtad por todos.
El centralismo democrático es un rasgo que distingue a una organización revolucionaria de lo que es un partido pequeño burgués: en éste prima el caudillismo y el individualismo. El resultado de ello es la dispersión política e inevitablemente la descomposición ideológica, con sus secuelas de desviaciones, reformismo, derrotismo, etc. Una época de dictadura, con coyunturas de gran complejidad como la actual, es caldo de cultivo para este tipo de situaciones.
Hoy, más que nunca, la lucha contra la dictadura y por un gobierno popular, democrático y revolucionario, exige a cada militante ejercer su derecho democrático de participación para aportar ideas, desarrollar iniciativas, reflexionar sobre la práctica, corregir errores. Y también respetar el centralismo en la implementación de la línea y de las tareas que se desprenden de ésta.
Ahora bien, de acuerdo al centralismo democrático un partido revolucionario no aplasta a la minoría, a aquel sector, grupo o persona que sostiene una opinión discrepante. Por el contrario, reconoce a la minoría como una realidad interna, con derecho a expresar, replantear y defender sus posiciones en el momento y la instancia adecuada, sin trasgredir ni boicotear la línea central que se ha adoptado.
Es con este respeto y naturalidad como el Partido enfrenta las discrepancias que se han planteado en el Pleno del CC del MIR. Las resoluciones allí acordadas, por mayoría, en el marco de la ratificación de la estrategia de guerra popular, constituyen la línea central que rige la actividad de todo el Partido. La confrontación de ideas, la discusión entre la mayoría y la minoría se seguirá desarrollando internamente de acuerdo a los mecanismos del centralismo democrático y en el contexto del IV Congreso del Partido que está en desarrollo. Esto, más la franqueza y formas fraternales de relación, permitirán enriquecer al Partido y fortalecer los instrumentos útiles para el triunfo popular.

*Publicado en EL REBELDE, N° 233, noviembre de 1986. Pp. 1-5.
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Editorial**
LA LINEA POPULAR

Se está produciendo una articulación de las fuerzas populares, necesaria para impulsar una ofensiva que logre un cambio político real. Dentro de este proceso, el MIR ha planteado en Carta Abierta a la Izquierda y a los Sectores Consecuentemente Democráticos, las características que debería tener esta nueva ofensiva. Llamamos a desarrollar una discusión en el seno del pueblo para enriquecer el proyecto popular y democrático, y acordar las medidas concretas para luchar por el derrocamiento de la tiranía. "El objetivo debe ser levantar en la escena política la alternativa de un gobierno popular, democrático y revolucionario", señala nuestro Partido.
En su mensaje a la Izquierda, el MIR rechaza la farsa de la "transición a la democracia" que protagonizan el propio régimen y golpistas de ayer que hoy visten ropaje democrático. También reitera su rechazo a la negociación que intenta llevar adelante la oposición burguesa, arrastrando a sectores reformistas. Para nosotros, el verdadero significado de esta maniobra es la capitulación ante la dictadura.
Hay un hecho fundamental que debe estar en la base de las definiciones de las fuerzas populares: el movimiento popular mantiene latente su disposición a la lucha y su preocupación se centra en cómo avanzar en la construcción de su propio poder, de su capacidad independiente para movilizarse y combatir en todos los planos, resistiendo las oleadas represivas. Esta realidad nos exige tener muy claros los intereses de clase que hay detrás de cada proyecto político. Y los intereses que defiende la negociación con el régimen son los intereses del imperialismo y de los grandes grupos económicos.
En su intento por hacer viable la negociación, sus impulsores ocupan todas las tribunas para condenar la violencia popular. Avalan también, en los hechos, la represión contra quienes combatimos con las armas por la libertad. Incluso han condenado formas de lucha que ellos mismos utilizaron como la movilización y la concertación social amplia. La oposición burguesa trata de ocultar que sólo concede a las clases dominantes el monopolio del uso de las armas. Por nuestra parte, reivindicamos junto con el pueblo el derecho a hacer política con las armas, lo que es bien distinto a "militarizar la política", término acuñado por la contrapropaganda burguesa y que, lamentablemente, han adoptado sectores de Izquierda. Nosotros, y amplios sectores populares, utilizamos todas las formas de lucha, desde la movilización reivindicativa hasta la acción guerrillera, porque nuestra lucha es contra un régimen contrainsurgente, sustentado en la fuerza de las armas y en el terrorismo de Estado.
Para lanzar una nueva ofensiva, la Izquierda debe armar con la verdad al movimiento de masas, alejándolo de ilusiones como las "elecciones libres" en un país ocupado militarmente. En cambio, la lucha por el trabajo y salarios justos, salud, vivienda, educación, por el derecho a la vida y libertad de los presos políticos, por el rechazo de la "Constitución" del 80, está a la orden del día.
El impulso de la movilización social y política tras estos objetivos, así como la no exclusión, son puntos centrales de acuerdo en el campo de las fuerzas populares. Pero hay que reconocer también que las posiciones derrotistas y claudicantes han permeado a sectores de la Izquierda, los cuales expresaron en una reciente reunión su disposición a la "salida política", o sea a la negociación con las FF.AA., y su rechazo a la lucha armada del pueblo. Pese a las buenas intenciones, no deja de ser otra ilusión creer que por la vía de la negociación con las FF.AA. -principal sostén del actual régimen- se podrá llegar a una democracia donde el pueblo pueda ejercer plenamente su soberanía, menos aún si de partida se restringen las formas de lucha para certificar buena conducta.
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SER DEMOCRATICOS DE VERDAD

El MIR no es parte de las políticas claudicantes. Su Secretario General, el Secretariado Nacional y el grueso de su militancia, que ha crecido bajo la dictadura y se ha forjado en la escuela de la lucha clandestina de masas y armada, en - tienden que el camino para materializar las aspiraciones del pueblo es el alzamiento popular armado, que exige articular todas las formas de lucha en un proceso de guerra popular. La salida de la crisis nacional tiene un necesario carácter político-militar, dada la naturaleza contrainsurgente del régimen.
En este camino reconocen filas vastos sectores del movimiento popular y de la Izquierda, cuya práctica de lucha les ha enseñado a conocer y a odiar al enemigo de clase. Reagrupar a esos sectores tras la conducción revolucionaria, es indispensable para retomar la ofensiva y cerrar el paso a la negociación. Es la única manera de ser democráticos de verdad en este país. En el impulso de la movilización antidictatorial se podrán establecer concertaciones, pero el movimiento popular, que es la verdadera columna vertebral de la lucha contra la dictadura, no está disponible para ser usado como base social de apoyo de los que negocian, de los que esperan el llamado de los Altos Mandos de las FF.AA. para capitular.

¡SOLO LA LUCHA NOS HARA LIBRES!

**Publicado en EL REBELDE, N° 235, enero de 1987. Pp. 1-3.
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Columna del CC~

EN EL MIR NO CABE EL DERROTISMO
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DECLARACION PUBLICA DEL SECRETARIADO NACIONAL DEL MIR DISTRIBUIDA EN EL PASADO MES DE FEBRERO_________________________________________________

"Ante versiones difundidas por agencias de noticias de que un grupo de militantes del MIR, encabezados por Nelson Gutiérrez y Pablo Buenaventura (Patricio Rivas –N de R), se ha separado de nuestro Partido y que hace gestiones en el exterior para que se le reconozca como una organización que llevaría el nombre de "MIR-R", queremos señalar:
1.- Es efectivo que ese grupo abandonó las filas del MIR en desacuerdo con la línea estratégico-táctica que levanta nuestro Partido y luego de fracasar sus intentos de modificarla a través de métodos reñidos con los principios del centralismo democrático que rigen nuestra organización.
La marginación de ese grupo es la culminación de una labor fraccional dirigida por algunos miembros del Comité Central, entre ellos los mencionados por las agencias de noticias. Esa actividad fraccional se enfrentó ideológica y políticamente en el seno del Comité Central y en el conjunto del Partido. Las posiciones que sustenta ese grupo fueron rechazadas categóricamente.
Nuestro Partido cree posible alcanzar una salida popular y revolucionaria a la crisis nacional. Para fortalecer la alternativa independiente del pueblo, el MIR considera que debe intensificar sus esfuerzos en todos los planos para conformar una sólida vanguardia político-militar de ancha base clandestina. El MIR tiene plena confianza en la fuerza y capacidad de las masas para sostener una ardua lucha y desarrollar su propia alternativa popular y revolucionaria. Se apoya en esa confianza para impulsar una línea de lucha intransigente por el derrocamiento del régimen militar y la instauración de un gobierno democrático, popular y revolucionario. Durante estos trece años nuestro Partido ha cometido errores y ha sufrido reveses. Pero no ha caído ni caerá en el desaliento. Los errores los ha corregido y las derrotas parciales las ha superado.
En cambio, el grupo que ha terminado por separarse del MIR no cree realista ni posible lograr en este período la salida popular independiente por la cual luchamos. Por lo tanto, formula planteamientos estratégicos, tácticos y organizativos acordes con su visión marcada por el derrotismo.
Los planteamientos de ese grupo han sido rechazados no sólo por la mayoría del Comité Central sino también por los más amplios sectores del Partido que se han pronunciado al respecto. Es por eso que antes de sufrir una definitiva derrota en el IV Congreso Nacional que el MIR inicia en la clandestinidad, el grupo fraccional decidió separarse del Partido. Ya antes había roto con las normas que permiten tratar y resolver las discrepancias en el seno del Partido; se había rehusado a subordinarse a la mayoría y se autonomizó de la Dirección ejecutiva.
2.- A los partidos aliados les pedimos que no se dejen confundir por las actividades de ese grupo que se ha separado del MIR para realizar políticas que jamás tendrán acogida en el Partido que creara Miguel Enríquez, en cuyo ejemplo heroico se forman nuestros militantes. Aprovechando posiciones partidarias que disponía antes de alejarse del MIR, ese grupo ha desarrollado actividades en el plano de las alianzas, asumiendo una representación que no posee y suscribiendo acuerdos que no comprometen al MIR.
3.- Al pueblo del que formamos parte y que siempre ha rodeado al MIR de su fraternal solidaridad, le decimos que esta crisis interna nos permitirá sacar valiosas lecciones para cumplir mejor nuestras tareas en los ámbitos político, social y militar de la lucha contra la dictadura. El MIR está cohesionado en torno a sus principios programáticos y estratégicos e impulsa con decisión y espíritu unitario sus responsabilidades en la lucha por echar abajo a la dictadura militar."

~Publicado en EL REBELDE, N° 237, marzo de 1987. Pp. 3-4.
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¡ADELANTE, CON LAS FUERZAS DE LA HISTORIA!^

“Lograr que la alternativa democrática revolucionaria cristalice como una alternativa de der frente al poder burgués, exigirá recorrer el largo, duro y difícil camino de guerra popular“.
Con estas palabras, el Secretario General del MIR, Andrés Pascal Allende, se dirigió a los militantes al conmemorar el pasado 15 de Agosto el XXII aniversario de nuestro Partido, destacando los desafíos que los revolucionarlos y el pueblo tenemos frente a los intentos de perpetuación del régimen. "Cualquier cambio ‘democratizador’ -señaló-, sí lo hay, será restringido y excluyente, y no dará respuesta a las reivindicaciones sociales y libertarias de las clases oprimidas. Es por ello que el MIR rechaza terminantemente legitimar los intereses del régimen con la inscripción en los registros electorales y hacerse partícipe de una campaña ilusoria por ‘elecciones libres’ bajo la dictadura que es un engaño para las masas". Agregó el compañero Andrés Pascal: "La tarea fundamental del movimiento revolucionario de aquí al 89 es acumular fuerza social, política y militar en el campo popular..., En Chile el desarrollo de la rebeldía popular, que resurge en otros países del continente con el deterioro de los procesos de democratización, puede tomar la forma de un solo e ininterrumpido proceso de lucha revolucionar”. “Acumular fuerza revolucionaria -precisó nuestro Secretario General- exige una activa resistencia antidictatorial en la lucha social y democrática de masas, y muy especialmente en la insurgencia y resistencia armada popular". En la reactivación de la lucha de masas, destacó la movilización reivindicativa económica y social en un enfrentamiento ofensivo por la justicia social, como también la lucha por los derechos humanos y, en particular, la defensa de la vida de los militantes del MIR y del FPMR amenazados de muerte por la dictadura. Finalmente, afirmó que la crisis de la izquierda y el resurgimiento del reformismo imponen un reagrupamiento de los sectores revolucionarios en torno a una línea democrática independiente y el impulso de la unidad del movimiento popular alrededor del programa de 12 puntos del MDP y del desarrollo de la rebeldía antidictatorial. "El MIR -enfatizó- no avalará una falsa unidad de la Izquierda que se pretende levantar en arreglos de cúpula, alrededor de un programa y de una estrategia claudicantes que traicionan los intereses revolucionarios de la clase obrera y del pueblo".

^Publicado en EL REBELDE, N° 243, septiembre de 1987. P. 5.
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DIRIGENTE COMISION MILITAR (&)
(Seguramente Hernán Aguiló –N de R)

"TRANSFORMAR LA REBELDIA EN PODER ARMADO Y MILITAR"

Para la Comisión Militar del MIR, en la actual etapa de acumulación de fuerzas, la tarea central e inaplazable es desarrollar el poder armado y militar del pueblo. Es lo que uno de sus dirigentes asegura que ya están tratando de llevar a la práctica, reconstruyendo partido con una nueva y renovada ligazón con el movimiento de masas. Son las correcciones que se introducen a la estrategia revolucionaria, luego de un profundo análisis autocrítico sobre las derrotas sufridas ante la estrategia de contrainsurgencia del régimen dictatorial. Porque no es el movimiento de masas ni su disposición de lucha lo que ha fallado, sino que, por el contrario, su potencial democrático, revolucionarlo y de rebeldía sigue vigente, asegura el dirigente de la Comisión Militar.
-¿Cómo se explica el éxito del Gobierno de Pinochet, en contener y superar la intensa movilización social que se vivió hasta el año 86 y que amenazó seriamente su continuidad, en subordinar a la oposición a su proceso de institucionalización y en prácticamente hacer desaparecer del escenario político a la alternativa democrático popular?
-Valdría, la pena partir señalando que no debemos confundir que la alternativa democrático popular está débil, que es algo real, con que las masas hayan perdido su potencial democrático, revolucionario y de rebeldía. Esto último sigue vigente y se puede apreciar con claridad con el resurgimiento de las movilizaciones de los jóvenes en los liceos y universidades, en las poblaciones, en las huelgas de los trabajadores de Ferrocarriles, de los académicos y funcionarios de varias universidades, en las movilizaciones y huelgas de obreros agrícolas y campesinos, por citar las más recientes.
Las derrotas no son del movimiento de masas, sino de las estrategias de los partidos de izquierda y de los propios revolucionarios, que no hemos sabido encauzar éste potencial de las masas, para ir transformándolo en una verdadera alternativa de poder al régimen que representa los intereses del gran capital nacional y extranjero.
El éxito de Pinochet y el régimen que él encabeza se sintetiza, entonces, en que la estrategia de contrainsurgencia del gran capital y las FF.AA. ha tenido la coherencia y la eficacia política y represiva, para desarticular una y otra vez las diversas estrategias del campo popular, democrático y revolucionario. Por eso que es necesario, sobre todo en los partidos revolucionarios, hacer un profundo análisis autocrítico de lo que ha sido el proceso de acumulación de fuerzas durante el régimen dictatorial, porque quién ha fallado no es el movimiento de masas y su disposición de lucha, sino nuestras estrategias para enfrentar con .éxito ai régimen dictatorial...
-¿En qué han fallado fundamentalmente?
-La estrategia democrática y revolucionaria no ha sabido comprender, hasta ahora, que una cosa es la disposición combativa de las masas, el deseo mayoritario de las masas por cambiar la actual situación, y otra muy distinta es la fuerza real y eficaz que tiene el campo popular y revolucionario para desgastar, debilitar y desarticular la estrategia de contención del régimen.
        Ud. mismo en la pregunta explícita una aseveración que no corresponde a la realidad, al afirmar que la movilización social del 86 "amenazó seriamente" la continuidad de Pinochet y del régimen que él encabeza. Justamente en este tipo de apreciaciones y afirmaciones ha estado uno de los errores más serios de la estrategia popular y revolucionaria y de nuestro Partido en particular. La movilización social, la disposición de las masas para luchar, el deseo de las masas para cambiar la situación existente, es el requisito y el componente que le da sustento y vida a una estrategia popular, democrática y revolucionaria. Es la energía, el alimento del cambio social, pero no es fuerza en sí misma, si pensamos que tiene que enfrentarse a un moderno Estado contrainsurgente. Ahí es donde ha estado la confusión. Para que sea fuerza efectiva, para que pueda desarticular política y militarmente al régimen y su estrategia de contención, esta energía, este alimento, tiene que vaciarse al vehículo de la revolución, que a su vez tiene que fijarse un recomido con una dirección adecuada. El vehículo que permite ir desarticulando política y militarmente al régimen es la lucha armada y militar del pueblo, pero el camino y recorrido que siga, el desarrollo de la lucha armada y militar del pueblo, tiene que tener en cuenta a cada momento, en cada etapa de la lucha, la fuerza de la contrainsurgencia y que está haciendo ésta para tratar de desarticular la fuerza del pueblo. Esto es lo que los revolucionarios no hemos sabido hacer bien hasta ahora y por eso que hemos sido incapaces de canalizar la energía de las masas para que ésta se transforme en poder armado y militar del pueblo,
-La situación que se vive hoy en Chile, ¿posterga indefinidamente una salida popular a la crisis, teniendo el pueblo que contentarse con el mal menor de un recambio de Pinochet? De no ser así, ¿en que se basa esa posibilidad?
        -Mientras exista este enorme potencial del movimiento de masas, no estará postergada indefinidamente una salida popular a la crisis.
        Por otro lado, la crisis estructural del capitalismo chileno, no tendrá solución mientras sea el gran capital nacional y extranjero el que tenga el papel rector en el desarrollo de las fuerzas productivas. Y ese papel rector supone y conlleva la mantención del actual modelo económico social de mercado, el que se inserta, a su vez, en la división internacional del trabajo bajo la tutela de los países imperialistas. Todo esto mantendrá la superexplotación de los trabajadores y mantendrá en la marginalidad a un amplio sector del pueblo. El gran capital nacional, dependiente y en alianza con el imperialismo, no es capaz de solucionar la crisis estructural. Por ahora, sólo pueden administrar la crisis, mientras aplican la estrategia de contención del movimiento de masas.
        La estrategia de contención del movimiento de masas, el proceso de institucionalización en marcha, no son otra cosa que una democracia protegida y restringida donde las FF.AA. seguirán teniendo un rol de gendarmes sobre la población y mantendrán la represión sobre el campo popular y revolucionario. Esta es su fuerza, pero también su gran debilidad, porque desde el momento que los revolucionarios empiecen a desgastar y golpear más sistemáticamente a las FF.AA., en ese mismo  momento empezará a desmoronarse la estrategia de contención. Por algunos años han logrado reprimir y contener los estallidos revolucionaros, pero está situación no será eterna. Más aún si los revolucionarios, como te decía en la respuesta anterior, aprendemos de nuestros errores y entendemos que somos nosotros los que debemos corregir el camino y canalizar la rebeldía popular, para que se transforme en poder armado y militar.
        - Después de haber encabezado la Resistencia antidictatorial y de haber desarrollado un sostenido accionar armado y militar hata el año 83, el MIR parece no existir a no ser por una que otra acción antirrepresiva, por algunas banderas en actos de masas y por las noticias sobre su división. ¿Cuál es la razón de ello y cuál es exactamente la situación del MIR en los planos político, orgánico y militar?
        -Es cierto que el MIR ha tenido una disminución en su presencia política y militar. El MIR, como consecuencia de las derrotas táctico-estratégicas sufridas al momento del Golpe Militar y posteriormente, entre los años 81-86, entró en una profunda crisis. Esta crisis tocó fondo en los años 86-87. Un grupo minoritario de la dirección y del Partido buscó explicarse las derrotas del Partido y del campo popular por la vía de la revisión de nuestros objetivos programáticos y estratégicos, y entró a cuestionar el papel de la lucha armada y militar como factor determinante en la estrategia de poder del pueblo. Este sector se automarginó a comienzos de 1987…
        -¿Es el grupo que dirige Nelson Gutiérrez que participa en la Izquierda Unida y que llaman MIR-R, de renovado?
        -Exactamente, pero siguiendo con la situación del Partido… La automarginación de este grupo minoritario no terminó de resolver la crisis del MIR. Nuestros errores táctico-estratégicos y su no corrección a tiempo, permitieron a la contrainsurgencia asestar fuertes golpes represivos al Partido y desarticular en los últimos 4 años una buena parte de nuestra estructura orgánica. El instrumento orgánico es el medio con el cual un partido realiza la conducción revolucionaria de masas y el medio también que le permite constituir la fuerza armada y militar del pueblo. La desarticulación (…), junto a la crisis que te señalaba anteriormente, hicieron disminuir mucho nuestra presencia en la escena política y militar.
        Hoy la situación en el MIR es desigual en términos orgánicos. Además, como consecuencia de la crisis, en el Congreso en curso han surgido distintas interpretaciones de las causas de nuestras derrotas y, por lo mismo, distintas proposiciones táctico-estratégicas para darle solución a la crisis. La situación es delicada, pero la propia práctica nos irá señalando cuál es el camino correcto a seguir. Nosotros, como Comisión Militar, hemos propuesto una vía orgánica, política y militar para ir remontando la situación y estamos llevando a la práctica lo que para nosotros es la tarea central e inaplazable en la actual etapa de acumulación de fuerzas EL DESARROLLO DEL PODER ARMADO Y MILITAR DEL PUEBLO. Como se ha informado, ya hemos realizado varias acciones durante este año y estamos haciendo un esfuerzo especial en la reconstrucción de un partido con una nueva y renovada ligazón con el movimiento de masas.

&Publicado en EL COMBATIENTE N° 2 (periódico oficial de la Comisión Militar), mayo de 1988. Pp. 7-10.
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Comunicado (#)
RESOLUCIONES DEL CONGRESO

En el mes de julio, la Comisión Militar del MIR realizó en Chile la fase plenaria de su Primer Congreso Nacional, en el marco del IV Congreso del MIR, con asistencia de delegados del interior (75%) y del exterior- (25%). A partir de un profundo análisis autocrítico sobre la crisis del MIR y las dos grandes derrotas táctico-estratégicas, se precisó una nueva estrategia de acumulación de fuerzas, cuyo eje es el desarrollo de la lucha armada, ligados a las amplias masas. La plenaria eligió una nueva dirección, acorde con los lineamientos táctico-estratégicos, a la que se dio el mandato de preservar la unidad del MIR y seguir adelante con los esfuerzos de coordinación, cooperación y apoyo con otros sectores del Partido, a la vez que estrechar relaciones con los revolucionarios de otros partidos.
1) La plenaria conoció los distintos balances presentados al IV Congreso sobre el desempeño y la situación del Partido y luego de una profunda autocrítica concluyó quo la estrategia de acumulación de fuerzas que el MIR -ha venido aplicando desde hace 18 años, cuya centralidad es la articulación de la lucha social, política y militar, se encuentra agotada y derrotada por la estrategia de contrainsurgencia del régimen dictatorial, a la que no ha sido capaz de enfrentar con éxito. Esta estrategia de acumulación de fuerzas equivocada ha llevado a nuestro Partido a sucesivas derrotas táctico-estratégicas, siendo las más grandes las    del 73 y 81-86, y ha impedido que nuestro pueblo desarrolle su propio poder armado y militar, transformándose en real alternativa de poder a las clases dominantes. Esta estrategia de acumulación de fuerzas ha sido unilateral (al no tener en cuenta en cada momento, simultáneamente, los dos aspectos de la contradicción principal pueblo-dictadura) y en su aplicación se ha incurrido históricamente en graves errores de mecanicismo, gradualismo, falta de direccionalidad estratégica y coyunturalismo. También, en diversos grados y momentos, han existido desviaciones ultraizquierdistas, espontaneistas y revisionistas, así como han estado presentes el ideologismo y el determinismo político y orgánico, ya que el Partido ha caído en una estrategia de acumulación de fuerzas determinada por los factores políticos coyunturales (que son condicionantes, pero no determinantes) y no por las fuerzas dinamizantes o retardatarias de la contradicción principal (las fuerzas reales: de los revolucionarios y las fuerzas de la contrainsurgencia).
2) A partir de este balance y de la debilitada situación del Partido, se concluyó la necesidad de corregir los errores a través de una revolución interna y externa y de una nueva estrategia de acumulación de fuerzas, cuyo eje sea desarrollar el poder armado y militar del pueblo.
El objetivo político militar para esta etapa es la creación de un nuevo instrumento partidario, capaz de llevar adelante la tarea central e inaplazable de HACER POLITICA CON LAS ARMAS, que permita acumular fuerza democrática propia de poder y crear las condiciones para la lucha guerrillera.
Sólo en torno a la tarea central e inaplazable será posible ir desarrollando una relación de poder con el movimiento de masas, reconstruir un Partido adecuado para la guerra y enfrentar y hacer retroceder a la estrategia de contrainsurgencia. Todas las otras formas de organización y lucha, la política de alianzas, la relación con el movimiento de masas, deben ser coherentes con esta tarea de desarrollar la lucha armada y militar.
3) Independientemente que la iniciativa estratégica esté en manos de las clases dominantes y que consoliden su proceso de institucionalización, se constató que seguimos viviendo un período de ascenso de las luchas populares. La crisis estructural tiene en la marginalidad a más de cinco millones de chilenos, la inmensa mayoría de la población está por terminar con el sistema actual y existe un enorme potencial revolucionario en una amplia franja del movimiento de masas, a pesar de las ataduras que la estrategia de contrainsurgencia le impone. El descontento social se va a profundizar después de la farsa del plebiscito, gane el SI o gane el NO, pues las dos posibilidades son un fraude para las aspiraciones de las masas, independientemente que al no haber hoy una alternativa popular y revolucionaria, el descontento se canalice hacia el NO. Aunque existan repliegues momentáneos, en el movimiento de masas las condiciones objetivas están dadas para el desarrollo de la lucha armada y militar del pueblo. Ligarse a las amplias masas y canalizar parte de la rebeldía y el descontento social y transformarlo en poder armado y militar, esa es la línea de masas definida para la actual etapa.
4) La plenaria acordó modificar las Tesis Programáticas y Estratégicas y los Estatutos, para lo cual se aprobaron las bases sobre las que trabajará una Comisión Redactora. Las rectificaciones no se refieren a los objetivos programáticos y estratégicos, que son correctos, sino que a la estrategia para alcanzar esos objetivos. Se redactó también un Reglamento Interno, válido hasta la Conferencia donde deberán aprobarse las Tesis y Estatutos.
5) Por último, la plenaria acordó hacer todos los esfuerzos para mantener la unidad del MIR, en base al reconocimiento de que la existencia de distintas reflexiones autocríticas, distintos balances y distintas estrategias de acumulación de fuerzas, impone hoy día la independencia orgánica y política, necesarias para que estas estrategias puedan confrontarse con la práctica. Sin embargo, la coincidencia en los objetivos programáticos y estratégicos generales, posibilita la unidad en torno a una coordinación basada en el respeto y apoyo mutuos, lo que a su vez permitirá sentar las bases para una unidad superior en el futuro.

¡SOLO LA LUCHA ARMADA NOS HARA LIBRES!
¡CON LAS MASAS ORGANIZADAS PARA EMPUÑAR LAS ARMAS: VENCEREMOS!
                  
#Publicado en EL COMBATIENTE N° 3 (periódico oficial de la Comisión Militar), julio de 1988. Pp. 4-5.
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Comunicado del IV Congreso Nacional del MIR (Político) 1988 (%)

1.- El MIR informa al pueblo chileno, a los partidos de izquierda y a todas las fuerzas democráticas del país, que ha culminado exitosamente la realización de su IV Congreso Nacional. Este fue resultado de un largo proceso democrático en el que participo la totalidad de los miembros del Partido, culminando en la realización de un plenario nacional. Allí se aprobaron unánimemente las bases de un balance de 23 años de lucha, los fundamentos de un programa de la revolución popular chilena, los ejes de una estrategia político-militar y la táctica para los próximos años de lucha contra la dictadura. También, se eligió mediante votación secreta, libre e informada, a los compañeros que integran actualmente el Comité Central de nuestro partido.
La propia realización y culminación exitosa del Congreso constituye una derrota para la dictadura. A pesar de la brutal represión que ha ejercido contra los militantes del MIR esta no pudo impedir que los revolucionarios pudiesen discutir las enseñanzas, los aciertos y los errores de 23 años de lucha, valorasen la trascendental importancia de las batallas democráticas que el pueblo librara en los próximos años, y definieran los aportes que nuestro partido hará como parte integrante del movimiento popular del país. De esta forma se fortaleció la cohesión y la unidad interna, se redoblaron nuestras convicciones democráticas y socialistas, aumento nuestra decisión de luchar por el derrocamiento de la dictadura que asola nuestra patria.
Gracias a la culminación exitosa de este Congreso, el MIR, con el ejemplo de Miguel Enríquez y todos nuestros mártires podrá extender su proceso de construcción como partido popular revolucionario. Para la inmensa mayoría de su militancia este evento constituyo una experiencia nueva, que fortaleció un pensamiento democrático acerca del Partido. Ya no se repetirán situaciones que permitieron a una tendencia voluntarista mantenerse en la dirección superior, mediante procedimientos antidemocráticos, a pesar de los evidentes errores cometidos entre 1981 y 1984. El Congreso fue también una gran escuela para viejos y nuevos militantes , que permitió generalizar el conocimiento colectivo de una rica experiencia que se mantenía fragmentada por efectos de la clandestinidad, la represión y las graves insuficiencias que existían en los mecanismos democráticos de discusión interna.
El MIR entra en una nueva etapa de su vida como organización revolucionaria que comienza a superar una crisis que tuvo grandes consecuencias políticas y sociales, pero que también permitió liberarse de lastres que impedían su desarrollo como partido revolucionario, con un aporte creativo para el movimiento popular chileno.
2.- Durante la realización del IV Congreso se desarrolló un exhaustivo análisis de las tendencias históricas que cruzan la sociedad chilena. Es sabido que desde 1973 se realizaron profundas transformaciones en las clases sociales del país. La característica predominante ha sido la creciente dolarización social: por un lado, riqueza y poder se concentraron en dos decenas de grupos económicos, en una minoría de civiles y militares y los grupos transnacionales; por el otro lado, pobreza y exclusión se generalizan en millones de chilenos, extendiéndose a vastos sectores de las capas medias. El empobrecimiento de millones de chilenos, ha sido acompañado por una creciente heterogeneidad de situaciones que viven las clases populares, las que han sido capaces de organizarse en diversos movimientos sociales que emergen con fuerza en la lucha democrática.
En millones de chilenos se extiende una demanda democrática que persigue expulsar al tirano, terminar con la Constitución del 80 y proceder a importantes transformaciones sociales, políticas y económicas. Nadie puede pretender poner límites a lo que piden las grandes mayorías. Su demanda democrática no solo consiste en recuperar los derechos de la ciudadanía, sino que también el que se cumplan grandes aspiraciones económico-sociales que hoy son impostergables.
La demanda democrática se expresa a través de la movilización política y social, con todas las formas de lucha que ella conlleva, que abarca a todas las clases populares oprimidas y explotadas, que cruza a todos los partidos de oposición, conformando el gran torrente democrático que existe en la sociedad chilena.
Vivimos un periodo ascendente de la lucha de clases en Chile. Se agudizan las contradicciones en el seno de la clase dominante y se extiende el movimiento popular con todas sus expresiones y formas de lucha. La resolución de este periodo no es de corta duración. La correlación es aun estratégicamente favorable a las fuerzas reaccionarias. Aún no está resuelta la hegemonía entre la oposición burguesa y la oposición democrático popular. Aún existen insuficiencias y divisionismos al interior de la izquierda. Segmentos fundamentales del Movimiento Popular no han logrado aún generar una dinámica permanente de luchas sociales. Los tiempos históricos tenderán a acelerarse entre 1988 y 1989, haciendo mayor el desafío del pueblo por superar sus debilidades y para conquistar una democracia verdadera.
Nos proponemos impulsar el protagonismo popular como eje decisivo para cualquier salida democrática, impulsando la unidad política y social del pueblo. Asimismo impulsaremos, en el marco de la unidad de las fuerzas populares, el proceso de generación de la dirección revolucionaria que se necesita, buscando la confluencia en torno a un programa y estrategia de victoria.
3.- En este contexto de dolarización social y de aceleración de la lucha de clases existen tres grandes proyectos políticos: primero el proyecto autoritario del bloque en el poder, que con apoyo del imperialismo norteamericano, pretende continuar desarrollando los propósitos que motivaron el golpe militar de 1973. El principal instrumento es la imposición a toda costa de la Constitución de 1980, para legalizar y proyectar el Estado antidemocrático del gran capital bajo tutela militar, con o sin el tirano. De esta forma se evidencia que la clase dominante chilena no se ha hecho más democrática, sino todo lo contrario.
El pueblo chileno no puede hacerse ilusiones acerca de los propósitos de los de arriba. Mediante el recurso de la represión y la división, intentan una segunda derrota de las fuerzas democráticas del país, en particular de la izquierda. Asimismo, pretende arrinconar y desmembrar a grandes movimientos sociales que han resurgido en los últimos anos. El impulso de la modernización capitalista dependiente, pretende completar la sumisión de millones de trabajadores a la acumulación capitalista salvaje y depredadora.
El segundo proyecto es de una vergonzosa cohabitación con el autoritarismo, que la oposición burguesa al régimen pretende legitimar e imponer al conjunto del pueblo chileno. En el contexto de la lucha plebiscitaria, este proyecto no se muestra aún con toda su claridad, pero la dirigencia democratacristiana ha dado numerosas evidencias de sus reales intenciones políticas evidente que pretende utilizar un eventual triunfo del NO en el plebiscito próximo, para obtener una concesión de los generales: abrir un proceso de negociaciones para concretar un pacto conservador, que inevitablemente traicionará las aspiraciones democráticas del pueblo chileno.
En efecto, este pacto no permitirá que se haga justicia en relación a los crímenes perpetrados por la dictadura, mantendrá la exclusión política de la izquierda, mantendrá el poderío de los grupos económicos, impedirá que millones de pobres puedan agruparse en organizaciones sociales para defender sus derechos e intereses. En definitiva, este pacto busca mantener incólume a la gran propiedad monopólica y el papel de gendarmes internos de las FFAA. Es por eso que consideramos que el proyecto de pacto de cohabitación Militares -DC no consiste en un "mal menor", sino que mantendrá el Estado autoritario del gran capital.
Las fuerzas que propician el pacto conservador, se ven hoy obligadas a confrontarse con el pinochetismo en el terreno plebiscitario, radicalizando el contenido democrático y antiautoritario de su discurso. A pesar de que intentan frenar la movilización social y dividen a la oposición en cuanta elección gremial existe, la necesidad les obliga a enfrentarse al pinochetismo. La dolarización de la lucha política y social le da poco espacio a la concreción de su proyecto negociador. Por eso es que el éxito de este proyecto está lejos de concretarse. Además las fuerzas político-militares del pinochetismo son enormes para vencerlas con una estrategia pasiva y negociadora.
Es lamentable que sectores de la izquierda y del progresismo DC cierren los ojos frente a esta realidad, y que incluso se hagan ilusiones respecto a su participación en aquellas eventuales negociaciones. En vez de privilegiar la autonomía democrática del pueblo chileno, en vez de impulsar la movilización social, se subordinan a la hegemonía política de la directiva derechista de la DC. Motivados por la ambición política y afanes hegemonistas, están siendo utilizados para un proyecto de pacto ínter burgués, conservador y antipopular. La historia los colocara inevitablemente ante claras disyuntivas: o apoyan el pacto conservador, convirtiéndose axial en organizaciones que definitivamente rompen con sus orígenes populares y democráticos, o rompen con la tendencia pactista y retoman un camino de lucha intransigente contra toda forma de dominación dictatorial. El tercer proyecto, de carácter democrático-popular, y de clara orientación socialista, lucha intransigentemente por los derechos democráticos y sociales de las grandes mayorías. Su propósito es claro: terminar con el tirano, la dictadura y su Constitución de 1980, establecer un Gobierno provisional, democratizar las FFAA y demás poderes del Estado, y convocar a elecciones de una Asamblea Constituyente libre y soberana. Como es obvio, este es un proyecto hijo de la lucha democrática y no de una transacción.
Es la izquierda chilena la portadora principal de esta alternativa. Quince años de confrontación con la dictadura, han acerado la voluntad de lucha y las referencias populares de las fuerzas que impulsan este proyecto. La fuerza demostrada a lo largo de todo el país, constituye un acervo inapreciable que garantiza la potencialidad revolucionaria que pueden tener los futuros acontecimientos políticos en Chile.
Sin embargo, durante los dos últimos años, las fuerzas de izquierda, no han logrado mantener el ímpetu que evidenciaron entre 1983 y 1986. Esto ha debilitado su iniciativa política, demostrándose a la vez un estado de confusión y vacilaciones políticas, que han dañado la causa democrática popular. Es indispensable que esta situación sea superada a la brevedad posible.
El MIR se siente plenamente interpretado por el proyecto que tanto el MDP y la IU han impulsado. Dentro de él reafirmamos el perfil estratégico que siempre ha definido nuestra identidad política. Opinamos que la aspiración democrática de democracia plena solo será viable mediante una salida revolucionaria a la crisis histórica que vive la sociedad chilena. Esto exige de una estrategia revolucionaria con clara voluntad de poder. Solo con el protagonismo de millones de chilenos, la unidad de todas las fuerzas opositoras y un pueblo en armas, es que será posible imponer esta salida democrática a quienes detentan el poder.
4.- En los próximos meses, el pueblo chileno se verá confrontado a la eventualidad de un plebiscito impuesto, que el pinochetismo pretende convertir en un hito que asentara la legitimidad del régimen y la continuidad en el poder del tirano hasta fines de siglo.
Tal evento es parte del itinerario dispuesto por la Constitución del 80, antidemocrática en su origen y contenido, con el fin de subordinar a los chilenos para consolidar una institucionalidad ajena a los grandes intereses nacionales.
El plebiscito no es ajeno al historial fraudulento de este gobierno, como ya sucedió con la consulta de 1978 y el plebiscito de 1980. Tampoco es ajeno al hecho de que existe un Estado comprometido en términos absolutos con la alianza de clases en el poder, que se expresa en el gigantesco aparato que el gobierno despliega en la campana por el SI.
Este plebiscito no se realiza en condiciones democráticas. Por el contrario, la dictadura ha reforzado el uso de la represión en forma indiscriminada, la intimidación con un nuevo golpe de Estado, el uso descarado de los fondos públicos, el monopolio de los medios masivos de comunicación, el terror, la demagogia y el cohecho, la incorporación desembozada de las FFAA a la campana por el SI. Son elecciones bajo una dictadura que solo pretende disfrazar su naturaleza represiva y de clase.
Por ello el MIR rechaza el plebiscito como mecanismo valido para que se exprese la voluntad popular, como también rechaza la pretensión de defraudar la decisión soberana de los chilenos mediante la imposición de tan cuestionada institucionalidad.
El éxito de la táctica del pinochetismo no está asegurado. Se confronta a millones de chilenos que están hartos de la dictadura y a contradicciones internas que dificultan su capacidad de maniobra, lo que complica y hace más costosa la realización del fraude electoral.
Por otra parte, la movilización de masas se ha extendido y si bien no encuentra niveles superiores de articulación, básicamente por problemas de conducción, ha ido en ascenso. Se multiplican los conflictos laborales y estudiantiles, se camina a la pre-constitución de la CUT y a las concertaciones sociales.
Por más que la dictadura y las clases dominantes en general pretendan convertir al plebiscito en una simple confrontación entre dos alternativas burguesas, el actor popular está presente a través de sus movilizaciones y la disposición creciente de no aceptar la perpetuación de Pinochet y a derrotar el plan dictatorial. La lucha popular tendera a condensar en el momento plebiscitario, la exigencia y movilización por la conquista de la democracia.
Aquellos que ilusionan al pueblo con que la sola derrota electoral de Pinochet abrirá paso a la democracia, pretenden desarmar y dividir al pueblo, para que luego acepte en nombre de una pretendida "salida democrática", nuevos sacrificios a favor de mantener los privilegios de empresarios y militares.
Rechazamos este engaño electoralista. Los poderosos no se Irán por su propia voluntad y el pueblo no abandonara su tarea histórica de luchar hasta vencer.
El plebiscito y lo que de ello resulte, será mucho más que una mera confrontación electoral. En el contexto del intento institucionalizador del Régimen, el plebiscito es una batalla que solo puede ser ganada, si las fuerzas democráticas potencian la movilización popular tras sus legítimos intereses, desarrollan decididamente la lucha activa contra la dictadura y la autodefensa popular. Por esto las fuerzas del pueblo deben concordar en un claro plan de lucha para imponer la salida del tirano y la Junta Militar, recurriendo a la más amplia movilización popular rupturista, a la desobediencia civil, a la rebeldía y la ingobernabilidad que posibiliten una huelga general política y de masas que paralice al país tras la consigna de: ¡FUERA PINOCHET! ¡DEMOCRACIA AHORA!
Para el MIR, lo esencial de esta etapa será el protagonismo popular y la autonomía de sus demandas democráticas. En este sentido, enarbolamos como plataforma de lucha los siguientes puntos fundamentales: primero, conquistar un Gobierno Provisional que derogue la Constitución del 80, cuyo papel sea restablecer las libertades civiles y la democracia política bajo las normas de la Constitución vigente hasta 1973; segundo, este gobierno provisorio es de corta duración, debe convocar inmediatamente a elecciones libres para elegir una Asamblea Constituyente, que elaborara la nueva carta fundamental que regirá los destinos del país; tercero, se inicie un proceso de democratización del país, especialmente el Poder Judicial y las FFAA; cuarto, se establezca un plan económico de emergencia en beneficio del pueblo, que luchara contra la cesantía, los bajos salarios y las deudas que atenazan a nuestro pueblo; quinto, como una de sus prioridades fundamentales este nuevo Gobierno deberá disolver la CNI, terminar con el exilio, liberar a todos los Presos Políticos y hacer verdad y justicia sobre las violaciones a los Derechos Humanos y a los responsables.
En este contexto, convocamos al pueblo chileno a luchar contra el fraude que el Régimen desarrolla, a luchar contra la represión destinada a acallar a la prensa libertaria, por terminar con los estados de excepción y la represión, por acabar con el monopolio oficialista de la información, por terminar con las exclusiones políticas infames que impone el artículo Octavo de la Constitución. A luchar por las demandas del pueblo, por las diferentes reivindicaciones populares: por salarios dignos, por estabilidad laboral, por pan y por techo, por una educación democrática y para todos los sectores sociales.
Llamamos a aunar voluntades en torno al plebiscito para enfrentar en todos los terrenos a la dictadura y propinarle una severa derrota. Convocamos a quienes desde el pueblo ya se han pronunciado por la conducta electoral frente al plebiscito, llamando a votar NO para repudiar a la dictadura, a impulsar también todas las formas necesarias para derrotar la institucionalidad dictatorial y no dejar que el plebiscito sea hegemonizado por fuerzas de la oposición que están dispuestas a traicionar aspiraciones democráticas del pueblo, negociándolas con los mismos que hoy siguen en el poder.
El MIR, como lo ha hecho a lo largo de estos quince años, aportará con todas sus energías para fortalecer la unidad del pueblo y la izquierda y derrotar la institucionalidad de la tiranía.

%Publicado en la página del Centro de Estudios Miguel Enríquez – Archivo Chile (http://www.archivo-chile.com), sin fecha y origen. Aproximadamente julio de 1988.
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COMITÉ DE INICIATIVA 50 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL MIR

¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
¡PUEBLO, CONCIENCIA, FUSIL!

¡TRABAJADORES AL PODER!


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