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viernes, 31 de julio de 2015

LA DEUDA EXTERNA INTERNACIONAL CRECE Y EL FMI SE CONVIERTE EN LA NUEVA INQUISION

LA DEUDA EXTERNA DEL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL LLEGARÍA A US$ 14,7 BILLONES A FINES DE ESTE AÑO

La desregulación del sector financiero en la década de los “70s, auspiciada por las IFI y los polos del capital financiero transnacional, ha generado continuas crisis en las naciones y en el sistema capitalista mundial

Grecia ha acaparado los titulares desde hace un rato por su abultada deuda pública (312 millones de euros), la cual supera el 174% de su Producto Interno Bruto (PIB). No obstante, ello no sólo es un problema del país heleno; España, Portugal, Italia y EE.UU. también sufren por su abultado endeudamiento. Pero, ¿qué es la deuda externa?

Son las obligaciones financieras totales que tiene un país con entidades extranjeras. La deuda pública externa es aquella contraída por el Estado y el Banco Central, mientras que la privada externa es la que tienen los bancos, empresas y sociedades nacionales.

La deuda internacional viene aumentando desde 2011, luego de caer entre 2008-2011. Los préstamos netos transfronterizos, tanto del sector privado como en el público, pasaron de US$ 11,3 billones en 2011 a US$ 13,8 billones en 2014 y se pronostica llegarían a unos US$ 14,7 billones en 2015; un aumento del 30% en 4 años. Las crisis de la deuda se han vuelto más frecuentes por la desregulación financiera desde el centro del sistema capitalista mundial (SCM), en especial a los préstamos, realizada en la década de los “70s. Tal desajuste consiste en ‘aliviar’ ciertas reglas a los bancos y a los flujos del capital financiero para darles mayor flexibilidad.


Esto hizo que más personas y más países fueran más dependientes de la deuda y de sus prestamistas, y aumentó el dinero destinado a la especulación de los activos financieros de riesgo.

Para hacer frente a la desigualdad y la reducción del crecimiento económico, los países recurrieron al endeudamiento, y los prestamistas, a su vez, empezaron a promover las exportaciones con ventajas comparativas a través de créditos, con los que los deudores podían, en módicas cuotas, pagar los intereses de la deuda.

El aumento de la desigualdad, la revolución científico-técnica,  y las esporádicas, pero potentes, ocasiones en que se acumulan ingentes cantidades de activos subsecuentemente a aumentos en los precios donde el capital transnacional tiene dominio en la cadena productiva y/o comercial (petróleo, minerales, etc.), junto con la desregulación financiera y la Flexibilización Cuantitativa[1] (en inglés, Quantitative Easing), que facilita la exportación de capitales y el incremento de la actividad del capital financiero, han dado como resultado un auge insostenible de los préstamos, lo que fue un factor subyacente de la crisis[2] que comenzó en 2007 (subprime o de las ‘hipotecas’).

Este aumento es impulsado por el capital monopólico financiero transnacional. De las 10 mayores economías, 8 han tratado de recuperarse de la crisis financiera de 2007-2012 o contrayendo más deudas y/u otorgando más préstamos. EE.UU., Gran Bretaña, Francia, India e Italia han optado por la primera vía. Mientras que Alemania, Japón y Rusia han aumentado sus créditos a otros países.

“Toda esta deuda probablemente se acumula porque otras fuentes de crecimiento están cada vez más en declive. Hay mucha presión sobre los gobiernos para mantener las cosas al ritmo anterior”, afirma el analista Russell Jones[3].

En la lista de los países con las mayores deudas externas hay muchos europeos. El primer lugar está ocupado por Luxemburgo, con una deuda externa del 3.443% del PIB. Pero, de manera absoluta, los campeones en el viejo continente son: 1°Gran Bretaña, con US$ 9,6 billones; 2° Alemania (el principal hostigador de los griegos y su deuda), con US$ 5,5 billones; 3° Francia, con US$ 5,7 billones.

Por su parte, China debe US$ 3 billones y Japón US$ 2,8 billones.  

Ahora bien, la probabilidad de una crisis no depende exclusivamente del tamaño de la deuda. Más importancia es la capacidad de la economía para manejarla y pagar el monto principal sin nuevo endeudamiento.

Europa está en crisis, ¿pero qué ocurre con Estados Unidos? El presidente ruso, Vladímir Putin, puso la voz de alerta cuando en la cumbre del bloque BRICS advirtió que la elevada deuda externa de EE.UU. es “un grave problema para toda la economía mundial”.

Actualmente, la deuda externa total de EE.UU. es de $ 18,54 billones, lo que equivale al 106% de su PIB. El país norteamericano ocupa el primer lugar en el mundo por volumen de deuda.  En América Latina los países con mayor endeudamiento en relación con su PIB son El Salvador (53%), Chile (38%) y Uruguay (33%). El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reveló hace 2 semanas que el país es uno de los que menos deuda externa tiene en América Latina porque alcanza el 22,4% del PIB de la nación. La tasa promedio en la región es del 29%.

Según un estudio[4] reciente, de la organización Jubilee Debt Campaign (basada en GB), se considera que un país tiene una crisis de deuda externa si la acreencia neta supera el 30% del PIB y destina más del 15% de sus ingresos a pagar la deuda externa pública.

Actualmente hay 22 países en esa condición. En Europa destacan Croacia, Chipre, Grecia e Irlanda. En  América Central y el Caribe están Belice, Costa Rica y República Dominicana; mientras que en África y Asia sobresalen Líbano y Túnez.

Según la organización mencionada, se requieren grandes intervenciones para prevenir futuras crisis de deuda. Para que la economía global sea menos propensa a estos ciclos, hace falta realizar cambios estructurales importantes para reducir la actividad especulativa que alimenta las crisis. Obviamente, una de las causas de la inestabilidad financiera mundial es la creciente desigualdad, tanto entre las partes componentes del SCM como al interior de cada formación económico-social, la que guarda una relación directa respecto del alza de las tasas de ganancias de los sectores dominantes mundiales.

La reducción de las inequidades depende de una serie de medidas, todas contrarias a los intereses del capital monopólico financiero transnacional, tales como el fortalecimiento de los sindicatos y los derechos de los trabajadores para que una mayor proporción de las ganancias se destine a mejorar consistentemente los ingresos de estos y sus familias en vez del gran capital y los especuladores, o un aumento de los impuestos para permitir una mayor redistribución de la riqueza. A éste último respecto, valga mencionar la tremenda alharaca que ha armado el capital financiero dependiente chileno, sus defensores de la derecha política y algunos dentro de la coalición gobernante (Nueva Mayoría), luego que debiera aplicarse desde éste año una insignificante reforma en el aspecto tributario, la que no significará, en el mejor de los casos, sino aportar al gasto del gobierno central[5] menos de un 10%, lo que vino a quedar en entredicho luego que Bachelet llamara el mes pasado[6] a bajar las ya exiguas expectativas sobre su pésima gestión.    

Además, los países pobres serían más resistentes a los cambios económicos globales si lograran ser menos dependientes de las exportaciones de productos primarios. La organización Jubilee propone una lista de medidas que podrían ayudar a prevenir futuras crisis de deuda. Esta incluye la regulación de bancos y flujos financieros internacionales, la creación de un mecanismo amplio, independiente, justo y transparente de arbitraje para la deuda pública, el respaldo de la cancelación de las deudas de los países en crisis y el apoyo de la justicia fiscal. Los economistas proponen dejar de promover la colaboración público-privada como la manera de invertir en infraestructura y servicios, pero sí apoyar préstamos y empréstitos responsables y garantizar que la ayuda económica se parezca más a donaciones que a préstamos.

Alguna Línea de Defensa

Nueve son los principios básicos para proteger las reestructuraciones de deuda soberana de las acciones especulativas de los ‘fondos buitre’, recogidos en el proyecto que avanza en la ONU para crear un marco legal internacional.

La iniciativa parte de una solicitud hecha en la Asamblea General del año pasado por el Grupo de los 77 más China (G-77 + China), proceso en que Argentina jugó un papel protagónico.

Uno de los principios clave del proyecto radica en la extensión de los términos financieros de una renegociación al ciento por ciento de los acreedores cuando la propuesta sea aceptada por una mayoría calificada.

Otro de los lineamientos sería la sustentabilidad de esos acuerdos para permitir a los países recuperar el crecimiento y el respeto por la inmunidad soberana. El documento será analizado por la Asamblea General de la ONU.

Otra iniciativa, esta vez desde el ámbito de la sociedad civil y opuesta derechamente a la usura imperial que implica la deuda externa, se verificó recientemente en Argentina[7].

Fuentes: Agencia RT, FMI, Jubilee Debt Campaign y El Telégrafo (Ecuador)


FMI: ¿LA INQUISICIÓN NUEVAMENTE RESUCITADA?

“como cuando la gente gritaba la palabra “viene la Inquisición” y todos corrían a esconderse para no ser destruidos por dicha máquina mortal, parece que la palabra FMI comienza a ser identificada directamente con aquellos procedimientos horrorosos aunque de manera diferente”

Por Carlos Santa María, en RT Actualidad
Publicado julio 30, 2015

Tal como algunas películas de horror representan a la Inquisición, ingresando a la ciudad con soldados vestidos de negro, estandartes con una cruz mortal, destruyendo la imagen de los santos y portando la espada como su herramienta sagrada,  ésta era el terror personificado en unos siniestros personajes que, supuestamente amparados por Dios y designados por El (Emirato Islámico o ISIS –nota del CAD), tenían la autoridad divina para señalar, condenar, ahorcar, quemar, torturar, expulsar, a quien se considerara un ofensor impúdico. Así, cada pueblo se veía atemorizado cuando un siniestro jinete de la muerte aparecía con su guadaña para cortar la cabeza de los infieles, en forma de mecanismo utilizado por la iglesia del medioevo para imponer el espanto en la población.

En estos tiempos existía una  total impunidad ya que, además del pánico a un Ser Supremo castigador (alentado por los mitos y la ignorancia), el Inquisidor establecía la ley por sobre cualquier oposición mínima: se conoce de mujeres valientes que fueron consideradas brujas y enviadas a la hoguera, supuestamente por realizar actos contrarios a la moral cuando en realidad fueron personas que optaron por sustentar un camino de mayor honra y conocimiento, todo lo cual era  peligroso para un reino soportado en la cobardía que la violencia proporciona.

Así mismo, como cuando la gente gritaba la palabra “viene la Inquisición” y todos corrían a esconderse para no ser destruidos por dicha máquina mortal, parece que la palabra FMI comienza a ser identificada directamente con aquellos procedimientos horrorosos aunque de manera diferente, es decir, aplicando los mismos verbos atentatorios a la libertad en campos de la vida social, económica, política y espiritual de la sociedad.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), creado en 1945 y con sede en Washington, tiene como funciones entre otras las de facilitar el crecimiento equilibrado del comercio, eliminar las restricciones al intercambio cambiario, “poniendo a su disposición” capitales “con las garantías adecuadas”, orientando sobre la no inclusión de medidas “perniciosas para la prosperidad nacional”.

Como paulatinamente se va clarificando, pese a que se ha intentado ocultar permanentemente, esta organización representa a la banca mundial, a los financistas internacionales, al comercio de armas y seguridad, en esencia, a la Corporatocracia, es decir, un gobierno mundial que sustenta los principios del neoliberalismo (preferimos llamar a la presente etapa de transición imperial como de Monopolismo Transnacional, pues no es nueva y menos liberal –nota del CAD[8]) como la mejor receta para sus propios negocios, independientemente del respeto a la dignidad humana y las legislaciones aportadas por la  Constitución o Carta Magna particular de cada estado.

El reciente caso de Grecia donde se ha exigido que la riqueza nacional sea entregada a manos privadas para “mejorar el desarrollo”, es un agravio a la inteligencia y el sentido común ya que, pese a ser ilógico, se conecta con las recientes medidas aplicadas en Puerto Rico puesto que son similares al pretender ahogar la soberanía, poner a los sectores humildes en disminución vital y enriquecer a quienes detentar el poder económico, en síntesis, obligar a pagar cueste lo que cueste,… incluso la vida.

En este último caso, la “receta” del FMI es la siguiente: disminuir escuelas y profesores, rebajar el salario mínimo o congelarlo permanentemente, limitar las líneas de transporte público a la mitad y entregarla a firmas particulares, menoscabar el gasto público en todos los programas de corte social, eliminar el bono de fin de año a los trabajadores, aumentar el IVA a los productos de primera necesidad, etc. Con ello se pretendería mejorar el presupuesto nacional, cancelar lo debido, refinanciar a la banca devolviendo los intereses para lograr la sociedad justa. Extrañamente, la clase rica del país no se verá afectada pues se aumentarán sus exenciones y tributos con el fin de aportar más empleo y así disminuir la brecha salarial, tal como se hizo en Chile recientemente al “condonar” una deuda a la multinacional Johnson's por más de 125 millones de dólares .

Si se une a la participación del FMI en golpes de estado, asesinatos selectivos por extensión, fundados en el Consenso de Washington, más las terribles consecuencias generadas por los transgénicos y el impacto ambiental, estamos en presencia de un nuevo fantasma en el espectro mundial

Lo risible es que las “autoridades” de la isla que negociarán el destino de este país son Anne Kruger, una ex directora del FMI, junto con Melba Acosta, quien ejerce como presidenta del BGF (Banco Gubernamental de Fomento), ambas firmes aliadas de esta organización financiera, es decir, la familia en conjunto reparte los bienes de otro desposeído, confirmando la frialdad perversa de los acreedores ficticios debido a deudas artificialmente creadas.

La verdad es que la imposición de políticas denominadas austericidas, pues conducen a la muerte de las personas por hambre, desesperación, angustia, desempleo, inestabilidad, disminución de los servicios públicos, educación, salud, vivienda, etc., se han caracterizado por ser impuestas en la mayoría de países dependientes con la complicidad de gobiernos antipatrióticos que han traicionado a sus naciones, endeudándolas a través de préstamos inútiles y regresivos. Si se une a la participación del FMI en golpes de estado, asesinatos selectivos por extensión, fundados en el Consenso de Washington, las exigencias de reducción en el territorio nacional a  través de concesiones y negocios a perpetuidad,  más las terribles consecuencias generadas por los transgénicos y el impacto ambiental, estamos en presencia de un nuevo fantasma en el espectro mundial.

Se confirma que toda la misión de salvaguardar la economía mundial y favorecer el desarrollo propuesta por el FMI son verdaderas en tanto se aplica a sus propios intereses, a financistas y poseedores del capital. Esa fue la letra chica que no explicaron en los estatutos de la organización, además de precisar las tácticas  extrajudiciales para “garantizar” sus inversiones, especialmente la aplicación de las leyes extraterritoriales y mecanismos de coerción por encima de las autonomías nacionales.

La aplicación ahora a la misma “Unión” Europea atacando a Grecia, España, Irlanda, Portugal y otros, que comenzarán a sentir el proyecto inquisidor, demuestra su carácter perverso No sin razón se comenta que la imagen de Christine Lagarde, su presidenta actual,  es la más coherente descripción de esta organización: fría, escuálida, sin sentimientos, y cuya posición sobre la pobreza sobrecoge a todo creyente, ciudadano consciente o impulsor de derechos humanos.

Cabe a los gobiernos inspirados en un verdadero sentido patriótico iniciar una evaluación de esta institución y los daños causados a dichas naciones para proceder en consecuencia. Tal como lo decía acertadamente el presidente Evo Morales, basado en su concepción milenaria de la Pacha Mama, es mejor dejar de depender de esta sigla que infunde terror y postular la soberanía popular, de cuya cosmovisión procede el alto desarrollo de Bolivia, proporcionalmente a la miseria en que estuvo sumida.

Equipo Internacional –CAD CHILE
Julio 31 de 2015




[1] La Flexibilización Cuantitativa, o Quantitative Easing, es una herramienta no convencional de política monetaria utilizada por algunos BC para aumentar la oferta de capital dinero, elevando el exceso de reservas del sistema bancario, por lo general mediante la compra de bonos del propio gobierno central para estabilizar o incrementar su precio y con ello se pretende reducir las tasas de interés a largo plazo. Es un método utilizado por los gobiernos del centro del SCM cuando fallan los más habituales de control de la oferta de dinero, como en estos casos de tipos de intereses de descuento y/o tasas de interés interbancario cercanos a 0 (un caso es “Easing Out of the Bank of Japan’s Monetary Easing Policy”, FRBSF Economic Letter, 2004-33; November 19, 2004; en: frbsf.org).
[5] http://www.senado.cl/informe-de-finanzas-publicas-preocupan-los-efectos-de-la-inflacion-y-la-calidad-de-la-ejecucion-presupuestaria/prontus_senado/2014-10-09/131059.html
[8] Vaya como ejemplo del real carácter de ésta etapa, de un monopolismo a escala monstruosa, lo acaecido con la industria extractiva de minerales y combustibles, cuando a fines de 2012 se informa que más de un tercio de las 6.038 subsidiarias pertenecientes a tan sólo 10 transnacionales del área se constituyen en Jurisdicciones Secretas, lugares donde los detalles de las cuentas de tales compañías y el conocimiento de sus dueños están vedados al público. Esas transnacionales, entre las que nos suenan la Shell, Río Tinto, BHP Billiton y Barrick Gold, acumulaban entonces ganancias anuales por US$ 144,7 mil millones antes de impuestos. Ver:

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