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martes, 10 de marzo de 2015

EL MONOPOLISMO O EL DELITO PERMANENTE Y A GRAN ESCALA: PENTA, CAVAL, SQM…


"Yo creo que estos datos confirman una cosa que ya es muy conocida, lo hacen ver no solo los observadores internos, sino los organismos internacionales, las Naciones Unidas, la OCDE sobre todo, que es la gran desigualdad de la distribución del ingreso y la riqueza en Chile"
- Andrés Solimano, economista


Un observador ligero y/o interesado podría afirmar, a partir de las aún limitadas implicancias de los casos Penta y Caval, que en Chile existen incipientes grados de corrupción, los cuales pueden ser detectados y castigados relativamente rápido. Visiones de ese tipo, muy someras y parciales, son las que lleva a posicionar a nuestro país como el segundo menos corrupto de América Latina[1].

No obstante,  si uno explora con más atención y menos subjetividad, se podrá dar cuenta que hace rato que los integrantes del bloque en el poder y el grupo de rateros de la Nueva Mayoría (NM), antes Concertación, trasgreden plena y abundantemente la misma legalidad que los prohíja. En rigor, si observamos con esmero, podremos percibir que ésta formación social responde en su totalidad a un patrón monopólico, tanto en lo referido a la infraestructura económica de la misma como a la superestructura jurídico-política.

Por favor, no nos engañemos ni apelemos a falsos liberalismos o libremercadismos o neoliberalismos. Nuestra nunca bien ponderada gran burguesía siempre ha sido liberal de cara al capital extranjero, pero terrible e implacablemente monopólica hacia adentro. Esta prostituida práctica se vio mejorada y aumentada desde los “70s y “80s, cuando, en plena dictadura y quizás algo antes, se concretó una monstruosa centralización y concentración de la producción y los capitales, imponiendo los dueños del país entonces, manu militari de por medio, el patrón de acumulación capitalista primario exportador con ventajas comparativas, justo en tiempos cuando terminaba de hacerse amo del mundo el capital financiero transnacional y al cual nuestros orgullosos y ‘patriotas’ ricachones se han aliado gustosa y dependientemente.
     
En estos días, surgen ideas[2] sobre el cómo afecta a la ‘democracia’ de baja intensidad chilena los hechos de corrupción conocidos en el último tiempo. Mas, nuestra crítica debiera apuntar al hecho macizo que esta no es una democracia y ello se explica por el hecho nodal que en una formación en que prima en lo económico el monopolismo más extremo, ello determina, en última instancia, una pseudodemocracia extremadamente restringida, militarizada, rígida y que presenta fisuras por donde los de arriba y sus representantes en la arena política aprovechan de violentarla permanentemente (¿Han dejado actuar a la ‘mano invisible’ del mercado? ¿Han realizado campañas políticas basadas en contenidos o sólo se han dedicado a comprar votos?). En última instancia, la supuesta democracia imperante no es más que una quimera; en el mejor de los casos, una mascarada que, aunque muy deteriorada y vilipendiada, todavía logra ocultar la dictadura político-económico-social que ejercen unos muy pocos chilenos sobre las grandes mayorías nacionales.

El renegado Roberto Ampuero, quien usufructúa de su nueva adscripción a  la derecha, se atreve a afirmar[3] que las ramificaciones de los conocidos crímenes políticos-tributarios causan “dolor, tristeza y vergüenza” a todos los chilenos. ¿Es verdad esto? ¿Estamos todos adoloridos, acongojados y avergonzados? ¿Alguien ha visto expresar alguno de estos sentimientos en los soberbios dueños de Penta, sobre todo cuando aseguran que han dado tanto por miles de chilenos? Pero, si construyeron miles de casas y escuelas luego del 27F (con rebaja de impuestos, suculentas subvenciones estatales, con exención tributaria por importaciones). Pero, si aportaron tanto al proyecto de la Teleton (nuevo negociado para exención de impuestos y de ganancias a costillas de miles de incautos). En suma, nuestra clase dominante y sus paladines en la política carecen de moral, decencia y vergüenza.  
 
En una interesante arista psicosocial del accionar de los dueños de Penta, el abogado y rector de la Universidad Diego Portales Carlos Peña, en su habitual nota dominguera en el mercurial medio del riquerío chilensis[4], arremetió en contra de Carlos Eugenio Lavín, uno de los dos controladores del grupo financiero que están detenidos, acusándolo de clasista por tratar de “desubicado” al fiscal Carlos Gajardo. Peña explica que ser ‘desubicado’ consiste, “en la jerga de clases de la sociedad chilena, en traspasar o transgredir, casi sin darse cuenta, las reglas no escritas que asignan estatus, modales, prestigio e incluso rutinas de comensalidad a ciertos grupos que presumen tener mayor valor intrínseco que otros”.

En ese contexto, el académico señala que cuando Lavín acusó de “desubicado” al fiscal Gajardo “reveló espontáneamente (espontáneamente, porque basta oírlo para darse cuenta que él no es un hombre reflexivo) el estatus que cree poseer y que, en su opinión, debió inmunizarlo contra la acusación del fiscal de ser él, después de todo, un delincuente, un transgresor de la ley, alguien que a pretexto de la innovación y de la agilidad simplemente se salta las reglas cuando encuentra lo que le parece es una buena razón para hacerlo”. Acertadamente, Peña afirma que el desubicado en realidad es el controlador del holding, “porque lo que él no parece advertir es que en la sociedad chilena esas fronteras invisibles, esas reglas no escritas que algunos, entre ellos él, esgrimen para inmunizarse, son cada vez más débiles y ya no obtienen ni aquiescencia ni adhesión de parte de los ciudadanos”. Y agrega el autor de la crítica que “el mismo capitalismo que Lavín celebra -y del que él mismo se piensa un fruto notable- es el culpable de haber expandido el consumo y la autonomía, y por esa vía, como alguna vez lo predijo el mismo Marx, haber debilitado, o comenzado a debilitar, las reglas que en las sociedades más tradicionales se cumplían con cautela y con escrúpulo. Hoy día los chilenos, especialmente los más jóvenes, no creen en esas fronteras invisibles e ingrávidas que Carlos Eugenio Lavín, imputado de ser un delincuente, todavía piensa que debieran protegerlo”.

Debiéramos agregar que no sólo los jóvenes omiten esos tabúes sociales, sino que gran parte de la población se va dando cuenta que los de arriba, en su afán desmesurado de poder y riqueza, simplemente se están saltando su propia legalidad, la que les legara la dictadura cívico-militar que los apadrinó. En realidad, los turbios negociados de Penta, de SQM, las andanzas del hijo ladrón de Bachelet, la infame colusión de las cadenas de farmacias y de los carteles productores de pollos, etc., etc., cada vez no dejan más en claro que los de arriba basan su dominación en el robo, la mentira, la corrupción, y en una cada vez más insoportable monopolización del conjunto de las esferas de la existencia social: lo económico, lo ideológico, lo político, etc.    

Los dueños de este país, el 1% de la población que se apropia del 30% del ingreso nacional[5], no tiene medida ni moral respecto a las demarcaciones entre lo lícito y lo ilegal, pues al ser poseedores de tanto caen a menudo en el solipsismo existencial y no se nos vaya a ocurrir pretender que respeten los límites que ellos mismos han impuesto. Eso sí, ellos saben perfectamente que lo que poseen es fruto de la rapiña, por tanto de carácter muy cuestionable, y ni aun así jamás lo dejaran por las buenas.  

De hecho, los dueños de Penta y su defensa han dejado caer que no debieran recibir ningún reproche por su proceder financiero, por cuanto fruto de éste han dado trabajo y beneficios económicos a tantas personas. Pero, si hasta presidente de la Teleton fue el estirado ‘choclo’ Délano. Lavín piensa que se le trata con injusticia y se pregunta: ¿Acaso él y su socio, Carlos Alberto Délano, no hacían todo lo que hoy se les reprocha, por una causa noble, hasta cierto punto altruista? ¿Acaso no se dan cuenta -pensará- que él y su socio, en vez de ser los delincuentes que se pretende, son personas piadosas, filántropos incomprendidos?

Y justamente hoy, ¿pensaran los integrantes del bloque político del Estado que la gente es retrasada mental? ¿No se darán cuenta que llamar a la constitución de una comisión de ‘transparencia’, de un consejo asesor presidencial contra los conflictos de interés, el tráfico de influencias y la corrupción[6], en cuya ceremonia de inauguración se sientan a la cabeza Bachelet (mamá del ratero Dávalos, caros viajes en yate, caso de los tanques Leopard), Piñera (Bancorp, información privilegiada en caso LAN, amigote del ‘choclo’ Délano) y Lagos (MOPGATE, coimas, Plantas de RT), nos indica a las claras que se dejará el gallinero al cuidado no de uno, sino que de varios zorros? Por su parte, al prostituido presidente del prostituido PS, Osvaldo Andrade, le preocupa que ésta nueva y operática comisión no entregue un producto efectivo, por cuanto se pueden estimular en Chile salidas populistas, “de derecha o izquierda” (seguramente en referencia a los ‘populistas’ Chávez y Morales, quienes, al menos, han tenido la decencia de esforzarse por hacer una sociedad más justa, le hicieron un párele al imperio y han realizado esfuerzos serios por profundizar una democracia de masas).

Del lado de los parlamentarios, han surgido unas pocas voces para legislar sobre una menos permisiva legalidad tributaria y electoral. Sin embargo, tales esfuerzos también son estériles. La ‘comisión Penta y financiamiento político’ de la cámara citó para mañana al canciller Heraldo Muñoz a consultas[7] por lo de los carísimos viajes en yate pro-fondos de la Gordi, con varios optimates nacionales y extranjeros a bordo[8]. Ergo, la NM y algunos de derecha sacan a relucir hasta la reina Isabel y unas obscuras “razones de Estado” para afirmar que eso es inadecuado[9], por cuanto dejaría un flanco abierto a nuestros vecinos actualmente contenciosos (¿?). O sea, su moral no es a todo evento y responde a puras patrañas oportunistas.  

Y era que no, el clásico reformismo ya hecho bloque político de Estado aporta lo suyo. El tontín diputado Daniel Núñez[10], PC, asegura muy suelto de cuerpo y con una alta carga de cretinismo parlamentarista, que basta sólo con hacerle indicaciones al proyecto de ley sobre ‘fortalecimiento y transparencia de la democracia’ para que aquí se haga la democracia ¿Alguien más que los perdidos militantes de la otrora vanguardia del proletariado cree que ello sea posible?    

A nosotros, humildemente, nos parece que a nuestro país le hace falta una gran solución desde abajo para resolver los grandes problemas que nos afectan. Ni con mucho bastaran reformas, leyes y comisiones a la medida de la patronal y del estrato político-civil para dar cuenta de tanta injusticia, robo descarado, aprovechamiento y discriminación que, a gran escala, afectan al pueblo y los trabajadores. En una palabra, a Chile le hace falta que las grandes mayorías nacionales salgan de una buena vez del letargo en que las dejaron 17 años de dictadura cívico-militar más dos décadas y media de pseudodemocracia y nos organicemos y movilicemos por una democracia de verdad, que por necesidad histórica y social debe ser Socialista. El resto es puro blablá.


¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!


COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA –CHILE
Marzo 10 de 2015



[8] Aprovechemos de decir que habían invitado para ayer lunes a los encargados de la campaña de Michelle Bachelet, Ana María Lagos; al asesor de Evelyn Matthei, Fernando Matthei Fornet; al de Laurence Golborne, Luis Bone; de Ena von Baer, Jorge Ilabaca; y al de Iván Moreira, Marcelo Alfaro. Ninguno asistió.
[9] http://rbb.cl/by25 Las principales críticas provienen de la comisión de RREE, también de la cámara baja, en voces de su presidente Jorge Sabag (DC) y del diputado José Manuel Edwards (RN).

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