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miércoles, 21 de enero de 2015

BARACK OBAMA, SU NEW DEAL INTERNO Y SU ESTRATEGIA MUNDIAL DEL ‘PORTATE BIEN’


En EEUU, Obama rindió su 6ª cuenta del estado de la unión:
"Si realmente creen que podrías trabajar a tiempo completo y mantener una familia con menos de 15 mil dólares al año, pruébenlo".
"Defendemos el principio según el cual las grandes naciones no pueden intimidar a las pequeños, oponiéndonos a la agresión rusa y apoyando la democracia en Ucrania, así como tranquilizando a nuestro aliados en la OTAN"


Tras las elecciones legislativas del pasado noviembre en EEUU, el discurso de Obama sobre el estado de la Unión de éste martes 20, el 6º de entre sus dos mandatos, sería la primera vez que el presidente demócrata se dirigiera a un Congreso con una mayoría republicana en las dos cámaras desde que llegó a la Casa Blanca (mayoría que no lograban los conservadores desde hace 8 años), y su penúltimo informe sobre la condición actual de la primera potencia imperial.

Consciente de la oposición a la que se enfrentaba frente a los legisladores y de la necesidad de cambiar la dinámica política, el mandatario prefirió, al contrario que en otras ocasiones, adelantar los temas centrales de su alocución durante una gira que le llevó a diversos puntos del país en las últimas semanas.[1] Así, se sabía que Obama declararía ante los congresistas el "resurgimiento" de la economía estadounidense como un hecho consumado, aunque aún debe enfrentar ciertos retos. El mayor de ellos, a ser explicado a los legisladores, será extender esa sensación de "recuperación" a toda la clase media. Además, se conocía que iba a defender sus políticas migratorias, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y que abordaría una reforma fiscal, esto último a fin de recaudar fondos fiscales y promover el bienestar más allá de los sectores acomodados.

Ya al frente de una sesión solemne de la Cámara de Representantes y del Senado, a donde asistió con su gabinete y miembros de la Suprema Corte de Justicia, e iniciando su cuenta a las 21:00 del martes 20, Obama esbozó sus propuestas de política interna y advirtió a los republicanos que él vetaría cualquier legislación que pueda impugnar su Obamacare o que revierta sus políticas en materia de inmigración. Efectivamente, se abanicó con las mejoras de la economía y en tono desafiante dijo a sus adversarios republicanos en el congreso que era tiempo de "dar vuelta la página" y que debían apoyar un costoso programa nacional destinado a mejorar la suerte de la clase media.

Liberado de las limitaciones políticas de una economía en recesión, de guerras libradas por sus fuerzas en el extranjero y de próximas elecciones,[2] Obama declaró que "la sombra de la crisis ha pasado", y se comprometió a utilizar sus dos últimos años en el cargo a impulsar la legislación sobre los programas que han ido quedando postergados.

Obama pidió al Congreso que apruebe un aumento de los impuestos a los más ricos y las grandes entidades financieras para recortar los tributos a la clase media. Con su plan, el presidente estadounidense pretende recaudar US$320.000 millones en diez años y reducir en US$175.000 millones los impuestos para ayudar a las familias trabajadoras.[3] "La economía de clase media funciona. Expandir las oportunidades funciona. Y estas políticas seguirán funcionando siempre y cuando la política no se ponga en el camino", dijo el mandatario, en un discurso marcado por el llamado a los republicanos a no intervenir en su camino.

"Nos hemos alzado desde la recesión más que ninguna otra nación en la tierra para hacernos más libres de escribir nuestro propio futuro", dijo un Obama inspirado en su discurso de una hora y visto por un estimado de 30 millones de personas. "¿Vamos a aceptar una economía donde sólo un puñado de nosotros la pasan espectacularmente bien? ¿O nos comprometemos a una economía que genera el aumento de los ingresos y las oportunidades de todos los que hacen el esfuerzo? ", agregó.

El orador instó a ese Congreso dominado por la oposición a que transforme en gratis a los community college[4] para la mayoría de los estudiantes, a mejorar los créditos y rebajar impuestos para la educación y el cuidado de los niños de las familias menos favorecidas, e imponer nuevos impuestos y tasas en las personas con ingresos altos y grandes instituciones financieras.

Con seguridad y a veces arrogante, el presidente utilizó la pompa de un discurso emitido en horario prime para la defensa de un gobierno federal activo. Se comprometió a seguir una política exterior que combine "el poder militar con una diplomacia fuerte", e instó al Congreso a levantar el embargo comercial a Cuba y discutir leyes que autoricen la lucha contra el Estado Islámico (mejor llamarle Emirato Islámico). Los estudiosos de los informes presidenciales del estado de la Unión, señalan que es ésta la primera vez desde 2001 que en ellos no es mencionado a al-Qaeda.

Profundizando sobre el caso cubano, defendió su política de acercamiento a La Habana: “Nuestro cambio de política en relación con Cuba tiene el potencial de poner punto final a un legado de falta de confianza en nuestro hemisferio”.[5] Proclamando que el bloqueo “debería haber terminado hace tiempo” porque “no funciona”, Obama anunció que “es hora de probar algo nuevo”. “Y este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo”, remató.

Cuba fue la única mención de Barack Obama a Latinoamérica en su discurso, y respecto de ella también prometió que “no desistirá” hasta cumplir su promesa de cerrar el penal de Guantánamo, donde aún quedan 122 detenidos. “Desde que asumí el cargo de presidente, hemos trabajado de forma responsable para reducir la población de Guantánamo a la mitad. Y ha llegado la hora de finalizar el trabajo. Estoy decidido y no desistiré hasta que cerremos la prisión. Nosotros no somos así”, concluyó.

El cierre de Guantánamo es una de las grandes promesas electorales de Obama aún pendientes desde su primera campaña, en 2008. Su administración trabaja a contrarreloj para cerrar el centro de detención en los escasos dos años que le quedan en la Casa Blanca, pero se topa con la férrea oposición de los republicanos, con el control absoluto del Congreso tras las legislativas de noviembre.

En el último mes, la administración demócrata ha transferido a 20 presos: 4 a Omán, 1 a Estonia, 6 acogidos por Uruguay, 4 repatriados a Afganistán y otros 5 enviados a Kazajistán.

En otras materias internacionales, el mandatario apoyó las negociaciones diplomáticas con Irán para morigerar su plan nuclear, antes que imponer sanciones que sólo agravan el problema. Respecto de esos conflictos en Oriente y Asia Central, y en una especie de llamado a la pax americana, agregó "El pueblo estadounidense espera que vayamos a la guerra sólo como último recurso, y tengo la intención de permanecer fiel a esa sabiduría". Sobre su contrincante histórico, Rusia, se cree en mejor posición que los orientales: "El año pasado, cuando estábamos haciendo el trabajo duro de imponer sanciones con nuestros aliados, algunos sugirieron que la agresión de (el presidente ruso Vladimir) Putin era una demostración magistral de estrategia y fuerza (...) Bueno, hoy es Estados Unidos que se muestra fuerte y unido con sus aliados, mientras Rusia está aislada y su economía diezmada".[6]

En pocas palabras, Barack Obama hace un discurso eufórico y muy optimista, con una serie de arengas y medidas dirigidas a la consideración de la mayoría de la población estadounidense, a fin de lograr su apoyo en la tarea de presionar a la oposición conservadora y que esta se allane a aceptar las propuestas legislativas de la administración demócrata. Al mismo tiempo, llama al mundo a creer en su sistema del ‘pórtate bien’, caso contrario te caerá todo el peso de la fuerza imperial, sin descartar la posibilidad de las guerras vicarias, como las sufridas por los pueblos de Libia, Siria y Ucrania.
    


Equipo Internacional –CAD CHILE
Enero 21 de 2015


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