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viernes, 19 de octubre de 2012

MASACRE DE TRELEW: A 40 AÑOS VERDAD Y JUSTICIA. DESDE LA MEMORIA HACIA LA VICTORIA.



Masacre de Trelew: 
Cuando la memoria se convierte en justicia
“¿Quién olvida? Una vez más entra en juego el masaje a escala mundial de los masa media.  No se oye, no se lee más que Munich, Munich.  No hay lugar en sus canales, en sus columnas, en sus mensajes, para decir entre tantas otras cosas, Trelew” Julio Cortázar, El Libro de Manuel.  El Colectivo Acción Directa, desde Santiago de Chile, se suma a la exigencia de VERDAD Y JUSTICIA.



40 años se cumplieron el pasado 22 de agosto de la Masacre de Trelew, donde 19 prisioneros políticos fueron fusilados en la Base Almirante Zar por miembros de la Marina argentina. Este 15 de octubre, tras un extenso juicio promovido Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y en la que los familiares de las víctimas actuaron como querellantes, se sentenció a los culpables del hecho.

Por Pía Argagnon, desde Buenos Aires, Argentina.

A comienzos de 1970, la pequeña ciudad de Trelew (Chubut) era un paraíso para sus habitantes. Rodeados por la soledad y el aislamiento, quienes vivían ahí se sentían lejos de los sobresaltos que habían afectado a otras provincias en aquellos convulsionados años.

No obstante, esa calma se vio interrumpida a mediados de 1972, cuando los miembros del gobierno dictatorial de Alejandro Lanusse decidieron enviar a un  grupo de presos políticos al penal ubicado en la vecina ciudad de Rawson. Eran militantes de organizaciones políticas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros, que debían estaban siendo alejados de ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Tucumán o Rosario. De pronto, la ciudad se llenó de gente que venía a visitar a los presos, personas comunes y corrientes que visitaban a personas también comunes y corrientes recluidas por sus ideales. El terror se disipó y la solidaridad surgió: se creó un Comité de Solidaridad con los Presos Políticos del Penal, quienes hacían visitas periódicas a los jóvenes recluidos y les llevan alimentos, diarios y cigarrillos.  

Pero los militantes encarcelados tenían una misión: reincorporarse a la lucha. En una entrevista realizada en el marco de los 40 años de la Masacre, Celedonio Carrizo, preso político recluido en el Penal de Rawson, nos relató: “Siempre que un militante cae, tiene que buscar la libertad por todos los medios. Por la vía legal, primero y, de no ser posible ésta, la fuga. Dentro del Penal, se trabajaron en distintos planes de fuga: Se trabajó un tiempo sobre la construcción de un túnel, pero se desechó por las condiciones del terreno. Había muchas piedras, mucha humedad, no teníamos cómo sostener las paredes. Después hubo otro plan de fuga que era con un avión propio, pero no se realizó porque no se pudo hacer volar el avión. La tercera alternativa era la de tomar un avión comercial, que fue la que se optó definitivamente”.

La Fuga

El 15 de agosto del 1972, los presos políticos se tomaron el penal de Rawson y un grupo de ellos salieron rumbo al aeropuerto de Trelew para abordar un vuelo comercial que sería desviado a Chile. “Los compañeros que participaron en la fuga se eligieron de acuerdo al nivel de cuadros que existía al interior del Penal y a la necesidad de reincorporarlos a la lucha afuera, esa era la necesidad. La cantidad de compañeros a fugarse, rondaba entre los 120, más o menos. Si todo hubiera salido bien, nos íbamos todos”, agregó Carrizo.

No obstante, algo falló. Una vez tomado todo el penal, los presos debían abordar un grupo de camiones conducido por el equipo de apoyo externo de la fuga, en los cuales se movilizarían hasta el aeropuerto de Trelew. Dichos camiones nunca llegaron, pues las señales dadas desde el interior del penal no fueron entendidas correctamente. Solo ingresó un vehículo de un militante que estaba cerca del lugar, quien decidió devolverse una vez que se dio por fracasada la operación.

Finalmente, 8 militantes salieron del penal en ese vehículo rumbo al aeropuerto, mientras los demás se quedaron llamando a taxis desde el interior del penal. Solo consiguieron 3 taxis, en los que se subieron otros 19 presos. Al  llegar al aeropuerto, vieron que el avión que debían abordar ya había iniciado el vuelo. Para no poner en riesgo a los compañeros que estaban a bordo, decidieron dejar que partiera y tomar el aeropuerto, transando su rendición solo una vez alcanzadas las condiciones que les asegurar su vida.

Los militantes que lograron abordar el avión eran miembros de las direcciones políticas de las tres organizaciones que planearon la fuga. Entre ellos estaba Mario Santucho (ERP), Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros), este último es hoy el único sobreviviente de ambos grupos de evadidos.

El avión que abordaron logró llegar Chile, como el plan lo señalaba, aterrizando en la ciudad de Puerto Montt. Desde ahí fueron trasladados por funcionarios del Gobierno de Salvador Allende hasta Santiago, lugar en el que permanecieron hasta que el Presidente les entregó la autorización para abandonar el país y volar con destino a Cuba.

La Masacre

Los 19 presos fugados que permanecieron en el aeropuerto de Trelew se mantuvieron ahí hasta que lograron pactar con un juez, en presencia de una multitud de periodistas, las condiciones de su rendición. Entregaron las armas y se pusieron a disposición de la justicia bajo la condición de que se les garantizara la vida y fueran trasladados nuevamente a una cárcel pública en presencia de abogados y periodistas. Desde un principio, las autoridades militares no cumplieron el acuerdo: fueron bajados a mirad de camino los abogados y periodistas que cubrían el traslado y fueron llevados a dependencias de la Marina.

Una semana después, en la madrugada del 22 de agosto de 1972, 16 de ellos murieron y 3 sobrevivieron tras un confuso incidente en la Base Almirante Zar. Más tarde, a centenares de vecinos de Trelew, Rawson y Puerto Madryn les allanaron sus casas y otros tantos fueron detenidos por haber contribuido en los planes de los guerrilleros. ¿Habrán ayudado los vecinos del lugar al plan de fuga consciente o inconscientemente?, ¿Habrán intentado fugarse nuevamente los militantes recapturados, a pesar de las condiciones en las que estaban recluidos?, ¿Habrá sido un acto premeditado por la Marina o la Junta Militar en represalia por la fuga?, Fueron las dudas a las que dio pie la versión oficial entregada por la Marina en los días siguientes, las cuales pudieron disiparse gracias al relato de los tres sobrevivientes. Lamentablemente, María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar, no pudieron vivir demasiado para mantener la verdad en pie: los tres fueron asesinados por la Dictadura que azotó a la Argentina entre 1976 y 1983.
Memoria y Justicia

Después de la larga oscuridad de la dictadura, este caso se mantuvo silenciado tras los horrendos crímenes del terrorismo de estado. Tuvieron que pasar 35 años para que se abriera la causa contra los responsables de la masacre. En ello, contribuyó el contexto político y social que atravesaba la Argentina en el año 2004: un país que se levantaba tras la crisis económica, la gran movilización social, la decisión del Gobierno de Néstor Kirchner de derrocar la Ley de Obediencia y Punto Final, la persistencia de los familiares y amigos de las víctimas en sus acciones por exigir justicia. También, tuvo una influencia no menor el estreno del documental “Trelew” de Mariana Arruti, el cual despejaba algunos enigmas que quedaron sin resolver tras las investigaciones periodísticas que en caliente publicaron Tomás Eloy Martínez (1974) y Francisco “Paco” Urondo (1973), y las denuncias difundidas por el documentalista Raymundo Gleyzer (Ni olvido ni perdón, 1972).

Sobre el juicio que se inició tras el estreno de su documental, Mariana Arruti indicó: “Este es un juicio emblemático porque la concepción que se fue construyendo daba como inicio del terrorismo de estado el 24 de marzo del 1976. Trelew, junto a otros episodios, había quedado un poco en la oscuridad porque estaba fuera de la última dictadura, donde se masifica y se sistematiza la represión. Justamente lo que se está demostrando en este juicio es que Trelew no es un hecho aislado, sino que es un hecho que reconstruye una genealogía de la represión del estado mucho más larga. Independientemente del Golpe del 76, las prácticas represivas del estado se venían construyendo desde hace mucho tiempo atrás”.

Arruti, quien actualmente se desempeña como encargada del material audiovisual del Archivo Nacional de la Memoria (Secretaría de Derechos Humanos), destaca que las investigación llevada a cabo por la Justicia Argentina “Está entregando el andamiaje jurídico para poder demostrar los que ya todos sabemos, lo que todo el mundo supo siempre: que es impensable que un grupo de personas armadas que están en un aeropuerto con cien rehenes, con la posibilidad de negociar una salida en avión, una semana más tarde se van a intentar fugar de una base militar en la que estaban custodiados y desarmados. No hay lógica, ninguna”.

Durante el juicio no hubo elemento alguno que probara la versión oficial difundida por la Marina aquella noche de 1972, y que dicha Institución sosteniendo hasta el término del juicio. No obstante, durante éste no se confirmó que la orden haya provenido de Lanusse, quien presidió una reunión de la Junta Militar el día anterior a la Masacre tras conocer la decisión del Presidente Allende de no extraditar a los 8 presos políticos que llegaron a Chile y quien más tarde ordenó un sumario que sirvió para ocultar la verdad de los hechos y proteger por 40 años a los responsables directos del fusilamiento de los 19 presos políticos.

El fallo final entregado a las 13 hrs. del 15 de octubre pasado por el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia (Chubut) fue prisión perpetua para Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Mandarino, como “coautores responsables del homicidio con alevosía” de 16 presos políticos y tres tentativas en el marco de la denominada Masacre de Trelew, lo que implicó considerar este hecho como un crimen de lesa humanidad. El Tribunal decidió absolver a los imputados Rubén Paccagnini, Jefe en aquel entonces de la Base Almirante Zar, y a Juan Bautista, redactor del sumario interno realizado tras los hechos, que había sido imputado en calidad de encubridor. A su vez, los jueces pidieron insistir en la orden de extradición que pesa sobre otro de los imputados de la Masacre, Roberto Bravo, quien reside en los Estados Unidos y quien habría participado directamente en el fusilamiento del 22 de agosto de 1972.

Nómina de Víctimas de la Masacre de Trelew:

Fallecidos:
Alejandro Ulla (ERP)
Alfredo Kohon (FAR)
Ana María Villarreal de Santucho (ERP)
Carlos Alberto del Rey (ERP)
Carlos Astudillo (FAR)
Clarisa Lea Place (ERP)
Eduardo Capello (ERP)
Humberto Suárez (ERP)
Humberto Toschi (ERP)
José Ricardo Mena (ERP)
María Angélica Sabelli (ERP)
Mariano Pujadas (Montoneros)
Mario Emilio Delfino (ERP)
Miguel Ángel Polti (ERP)
Rubén Pedro Bonnet (ERP)
Susana Lesgart (Montoneros)

Sobrevivientes:
María Antonia Berger (FAR – Muerto en 1977)
Alberto Miguel Camps  (FAR – Desaparecida en 1979)
Ricardo René Haidar (Montoneros – Desaparecido en 1982)

Fuentes:
Film documental “Trelew” (Argentina, 2004) de Mariana Arruti (http://www.youtube.com/watch?v=9ZMIIuyOgBA&feature=related
)
Corto Documental “Ni Olvido ni perdón” (Argentina, 1972) de Raimundo Gleyser (http://www.youtube.com/watch?v=9m6998edHX4
)
TELAM (15 de Octubre 2012): “La Justicia condenó a prisión perpetua a tres acusados de la denominada Masacre de Trelew (http://www.telam.com.ar/nota/40830/
)
Tomás Eloy Martínez (2009): “La pasión según Trelew”, Alfaguara, Argentina. 

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