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martes, 20 de septiembre de 2011

APRECIACIONES A LOS ANÁLISIS DE SITUACIÓN POLÍTICA DE LAS ORGANIZACIONES HERMANAS ORGANIZACIÓN COMUNISTA LIBERTARIA Y MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA. 2011.

Colectivo Acción Directa –CAD-, septiembre de 2011

Crítica a Análisis Coyunturales de OCL y del MIR
 De Agosto de 2011



“Puede llamarse "bizantinismo" o "escolasticismo" la tendencia degenerativa a tratar las cuestiones llamadas teóricas como si tuvieran valor por sí mismas, independientemente de toda práctica determinada”
Antonio Gramsci, “Contra el bizantinismo”

Durante agosto pasado, recibimos los análisis de coyuntura tanto de la OCL como del MIR. En ambos, la temática central gira alrededor del movimiento social que hoy se encuentra en alza, tratándose en ellos de aprehender en su máxima extensión y profundidad el fenómeno y de extraer las consecuencias y perspectivas para el porvenir, desde la mirada de los que luchan. Ninguno de los dos trabajos explicita que el catalizador del actual proceso de movilización social es la activa, inclaudicable y rebelde decisión de los estudiantes secundarios y universitarios en pos de romper con la pauperizada educación pública, la que les impone la burguesía y los servidores de turno del modelo actual. No lo dicen, pero es obvio que esos jóvenes son los que, en su empuje, han logrado arrastrar a parte importante del Profesorado y de los Co-docentes, además de dar cobertura a la expresión de otros sectores de trabajadores y de variadas orgánicas político-sociales.

ACERCA DEL ANÁLISIS DE LA OCL:
Al inaugurar su aporte, los compas confunden “estado de crisis” con ‘agitación social’. Y afirmamos esto por cuanto, de existir la primera situación anotada, significaría la imposibilidad de gobernar de los de ‘arriba’ y el extendido convencimiento de los de ‘abajo’ de no querer vivir como solían, ambos fenómenos aún alejados de la coyuntura. De hecho, si bien la movilización en curso ha tenido un escalamiento a través de los últimos tres meses, ella se ha expresado en varios momentos, importantes y extendidos al nivel nacional, pero restringidos a ‘jornadas’ de una gran expresión de descontento social.
De nuestra observación al texto OCL, podemos además inferir una apreciación de más largo aliento. Ella es que, dentro de ciertos límites, la agitación y las jornadas de expresión masiva de descontento actuales se han ido configurando en un símil al ciclo de “Protestas Populares” de los “80.[1] Seguramente, los sectores más consecuentes al frente de los estudiantes y de los otros sectores activados, esperan que la escalada que se implementa, aparte de sumar nuevos contingentes, lleve a incrementar cualitativamente el nivel del enfrentamiento. Lo que podría diferenciar el ciclo de movilizaciones en curso con el de los “80, no obstante teniendo en cuenta las especificidades de los diversos contextos, es la frecuencia de su despliegue: semanal, ahora y mensualmente, entonces.     
Es correcto apuntar a que uno de los talones de Aquiles del actual gobierno, lo que era previsible, es la estrecha relación entre la gran burguesía y el ejecutivo y representantes de la derecha política. Cuando se suceden los casos de corrupción, de conflicto de intereses, de estafas masivas por parte del sector financiero-comercial, etc., estos rápidamente salpican a unos y otros.
¡Qué acertada la visión de un modelo político-social que posee un estrecho margen para manejar y soportar la demanda social! Efectivamente, a diferencia de la anterior y largamente recurrida práctica del ‘Estado de Compromiso’ (durante gran parte del siglo XX), a partir de la imposición dictatorial del modelo de Monopolismo-Transnacional (MT), de un carácter extremadamente excluyente y súper-explotador, se ofrece al Bloque Político una constreñida base para maniobrar políticamente las necesidades y demandas que el mismo sistema genera y reproduce. Ahora, si bien esa escasez fue sorteada con relativo éxito por la Concertación (20 años de gobierno es un lapso no menor), merced al vapuleo ideológico de la “medida de lo posible” y el recurso del ‘cuco’ (o sea, los milicos), el cuento ha sido diferente para la derecha política, toda vez que prometió “Cambios”.    
En el texto, faltó agregar que la debacle política derechista podría haber sido peor, de no ser porque éste sector entregó a la discusión ciertos proyectos de ley durante el período, de los que inclusive la Concertación se abstuvo: descanso postnatal extendido, fin progresivo del 7% por descuento de salud a los pensionados, una especie de contrato para protección patrimonial de parejas no formalizadas, etc. Claro que se puede argüir que todos ellos iban con su respectivo recorte y que evidentemente buscan granjearse apoyo social, pero igualmente esas propuestas lograron calar en ciertos sectores populares y medios.    
En lo concerniente a la Concertación, que actúa como Grupo Mantenedor del sistema, podemos agregar que sus aspiraciones de sobrevida y de incidencia en la coyuntura han ido confluyendo con las prácticas ideológicas del reformismo. No obstante, si bien sus direcciones siguen muy lejos de concitar algún apoyo importante entre el electorado, igualmente sus bases participan en toda la movilización y agitación social, lo que debe ser aprovechado por los sectores más consecuentes, dando cobijo a esas expresiones e incrementando de paso las contradicciones internas que esas fuerzas presentan al recrudecer el accionar del MP.
Mientras el binomio Concertación-Reformismo apuesta a un Plebiscito y a la reforma constitucional, los que efectivamente parecen destrabar la impasse política desde ‘arriba’, la Izquierda Revolucionaria (IR) y vastos sectores de avanzada del MP han levantado la lucha por un movimiento por la Asamblea Constituyente, lo que implica una elevación en el nivel político-ideológico y organizativo desde ‘abajo’. Obviamente, ésta última iniciativa tendrá un carácter rupturista en la medida de la convicción proletaria y popular de su dirección, la que a su vez debe tener conciencia que tal construcción de fuerza social es un pilar más dentro de una estrategia de enfrentamiento más amplio y en todos los terrenos contra nuestros enemigos de clase. Por esta vía, más integral y profunda, será posible liquidar cualquier intento de acuerdo por ‘arriba’ y avanzar en pos del cambio social profundo.
El Reformismo hace lo suyo, siendo interesante en el período observar como sus dirigentes de base, al interior del movimiento estudiantil (ME), se ven en la necesidad de ajustar su paso a las demandas del conjunto de las fuerzas movilizadas, no pudiendo desatender los acuerdos en cuya determinación priman sectores revolucionarios. No ocurrió así durante la “Revolución Pingüina” del 2006, donde rápidamente aquella ‘enfermedad senil del Comunismo’ infectó y abrumó a ese otro gran movimiento.
Seguramente, mucho antes de llegar a un 1% de aprobación al gobierno (y como está ocurriendo),[2] el Bloque en el Poder, las fuerzas del Imperialismo, los gobiernos del centro del Sistema Capitalista Mundial (SCM) y la Iglesia, unos y otros o todos juntos (dependiendo ello del grado de peligro y los sectores del Bloque afectados), darán los pasos necesarios para lograr un acuerdo por ‘arriba’ con los más dóciles, amagando cualquier intento serio de disputa de su poder. No obstante, será labor de los revolucionarios tratar de llevar el enfrentamiento hasta el final o, por lo menos, hasta dejar simientes para el siguiente ciclo de alza del MP. Es en este bregar que se pueden abrir fisuras entre los miembros del Bloque en el Poder y al interior del Bloque Político, y entre estos y las fuerzas del Imperialismo y decimos esto, por cuanto las contradicciones entre las fuerzas de la reacción no se expresan abiertamente en tiempos de paz social, sobre todo cuando el SCM se encuentra bajo la égida del MT; es el recrudecimiento de la guerra de clases la que las hace expresarse en rigor.
Si bien concordamos con el texto, acerca que el MP en curso tiene un recorrido de más de una década, no podemos negar que luego del triunfo electoral de la derecha se produjo un reflujo de él de casi un año. Sólo la movilización por mejoras salariales de los trabajadores del sector público, de noviembre-diciembre, vino a romper esa declinación. Luego se sumaría la lucha de los magallánicos, de los sectores afectados por el 27-F y rematando, el ME, el cual renace en mayo, justo cuando el gobierno creía que todo era calma. En este ciclo de movilización en curso, se notó desde la partida una impronta de independencia de clase y de mayor radicalidad, comparado con otros desde 1990, lo que ha llevado a dificultar (no a perder) la iniciativa política gubernamental. Al avanzar tan raudamente, la inmensa ola de agitación social descolocó al Reformismo y a los Grupos Mantenedores, impidiéndoles incidir sobre sus determinantes y sólo pudieron atinar a un seguidismo del movimiento. Pero, como todo lo bueno tiene su fin y ya parece llegar la hora de las ‘mesas de diálogo’, las fuerzas de la Concertación, que son expertas en esto del muñequeo y del aplacamiento social, nos demostrarán nuevamente todo su garbo.
En esta estrategia más global de aplacamiento de la demanda y la lucha social, el Bloque Político resaltará las medidas que sean más inocuas para ellos, mientras que todo el aparato ideológico y mediático ‘olvidará’ toda otra impetración. Es decir, dependerá de los sectores populares el que la lucha por las reivindicaciones más rupturistas siga vigente y ordenando estas la agenda del MP.
La IR, luego de la importante derrota de 1986; con un grado extremo de fragmentación; con una pobre inserción en los frentes sociales; enemistada o muy alejada entre sus diversas expresiones, sencillamente se ve impotente de articular alguna dirección más preclara al frente del MP o, al menos, de entregar alguna orientación frente al proceso. No obstante, nos asiste la convicción que del presente ciclo de agitación social extendida, surgirán los sujetos de renovados contingentes revolucionarios. En todo caso, en oposición a lo asegurado por el texto y como en el tango, “que 20 años no es nada” parece ser un lema común de los constructores de futuro.[3]                  
Quizás antes de dar “audaces saltos”, tanto en el desarrollo de nuestras fuerzas como en nuestra incidencia en la coyuntura, deberíamos atender a la necesidad de potenciar la unidad, en la praxis y en lo orgánico, entre las fuerzas de la IR. Sólo después de alcanzar cierto grado de cohesión, de fortaleza, podríamos apostar a dar dichos saltos sin temor a caer en el vacío.
Es axiomática la afirmación del texto acerca de la necesidad de la construcción de programas sectoriales. Pero, ¿Quién/es los elaborará/n?, ¿Cómo se logrará instalarlos?, ¿Quién/es les dará/n contenido?, ¿Quién/es lo/s agitarán?, son todas ellas cuestiones que requerimos prontamente responder, si es que no queremos quedarnos en la mera declamación. Ahora bien, es fácil notar que todas ellas pueden aclararse mientras logremos contar con algún grado de incidencia al interior de los frentes sociales, en la cantera de los antiguos, actuales y nuevos contingentes del cambio social más profundo, en el mismo lugar donde se debe ir dando la construcción del instrumento unitario de la IR.    
Efectiva y coincidentemente con el texto de la OCL, el avance del MP y el engrosamiento de sus filas se pueden alcanzar llevándole al enfrentamiento abierto y directo con los intereses de la gran burguesía monopólica, dependientemente aliada al capital transnacional. Al respecto, es de una necesidad vital que el ME en curso logre concitar la unidad en la lucha de vastos sectores de trabajadores, de los pobladores, de los pobres de la ciudad y del campo, del conjunto del pueblo, con el fin tanto de cuestionar las bases del sistema y a sus sostenedores, como para que, en la práctica, aprendan lo que demorarían años de aprendizaje teórico. En el despliegue de su ofensiva, cuando el conjunto del pueblo se enfrenta con las fuerzas de la patronal, se va forjando el sujeto del cambio revolucionario.
No nos parece que debamos derribar nada que no exista. Para nosotros, ‘neoliberal’ es una categoría que no tiene expresión o asidero en la realidad.[4] Antes bien, con la más amplia unidad y lucha de los sectores de avanzada del MP, debemos apuntar a los pilares materiales y políticos que sostienen el sistema de dominación y explotación; en suma, llamamos a combatir el dominio de las fuerzas que sustentan hoy en Chile el Capitalismo Monopólico-Financiero Transnacional. Sólo la lucha más resuelta y decidida, en todos los ámbitos y niveles del enfrentamiento de clases, puede iluminar la senda histórica del conjunto del pueblo, evitar acuerdos espurios en nombre de él, capitalizar las reformas que de verdad interesen y sean expresión de las necesidades de sus integrantes. Lo demás son caricaturas de revolución.        

ACERCA DEL ANÁLISIS DEL MIR:
Este texto difiere del anterior en que no se centra en el período actual, sino que abarca uno más amplio, dejando de ser una SIPONA propiamente tal.
El primer subtítulo del trabajo, aborda la constitución de un nuevo Bloque Político de Estado, que los compañeros aseguran que corresponde a un nuevo Bloque Histórico, gestado durante los “80. Sus autores hacen allí referencia a una serie de hechos políticos y sociales de entonces, pero sin efectuar una adecuada periodización e interpretación de los mismos: la movilización popular durante aquel tiempo, ¿tuvo siempre el mismo nivel de convocatoria, movilización, organización y conciencia?, ¿En cuáles circunstancias fueron derrotados la clase obrera y el pueblo?, ¿Cuáles fueron sus opciones y cómo fueron rendidas?, etc. Otras afirmaciones son muy temerarias: “[el MDP] (…) efectivamente amenazó la estabilidad del régimen [¡!]”.  
Es claro que al culminar 1986, la izquierda en su conjunto y el MP habían sido derrotados políticamente. En tal debacle se conjugaron una serie de situaciones y eventos, políticos, sociales y económicos, internos y externos. Sería más exacto señalar que la IR llega bastante golpeada a tal fecha, tanto en lo político como en lo material (algunos de sus sectores, inclusive afectados en lo ideológico), por lo que los efectos del último ciclo de Protestas Populares, julio de 1985 a julio de 1986, sólo fueron vistos por sus mermadas huestes desde la vereda del frente.
Acerca del famoso “Acuerdo Nacional”, escuetamente examinado en el texto, diferimos en parte con la visión que tienen los compas del MIR respecto del proceso de su concreción y con algunas de las consecuencias que pretenden extraer a partir de su implantación. La socialdemocracia, parte de la izquierda reformista y la vacilante, apostando a la posibilidad de la salida política al impasse político y a las conveniencias que pudieran encontrar en un futuro gobierno, retomaron sus tácticas y estrategias históricas, pasando a conformar una comunidad de intereses con expresiones políticas de la pequeña y mediana burguesía reformista (DC, API y los gremios de transportistas, de medianos agricultores, etc.) y con fracciones de un antiguo Bloque Político (PR y ex PN). Esta futura “Concertación”, o Grupo de Mantenedores del sistema, llega a contar con el apoyo tácito de algunos sectores de la gran burguesía, aquella afectada por la conducción político-económica del modelo (sectores manufactureros y primarios exportadores, grandes productores agrícolas para el mercado interno, etc.). Todo este conglomerado es el que pacta con las cabezas de la Dictadura, del empresariado, con la derecha política, con operadores políticos de EEUU y representantes de la Iglesia oficial, los grandes acuerdos que posibilitaron la transición al nuevo escenario político, que ya signara la Constitución del “80. Los contenidos, etapas y plazos del “Acuerdo Nacional”, que operan en función de todo ese fárrago de fuerzas e intereses que componen el nuevo Bloque Político, logran encauzar hacia aguas menos profundas al inmenso movimiento social anti-dictatorial en lo sucesivo, toda vez que ya se había despejado el camino de las fuerzas más progresistas del MP y de sus expresiones político-militares, derrotadas estas como dijimos política y materialmente.
Lo que viene a colocar la lápida a la profunda crisis de la IR y en cada una de sus expresiones orgánicas (larvada ya por los golpes represivos, los errores tácticos y estratégicos en su intervención y la desarticulación de su ligazón con los frentes), sin que mediara mucho en ello el proceso más arriba anotado, sin duda que fue el infame trabajo de zapa de los grupos facciosos internos, los que hacía rato habían claudicado y optaban interesadamente por la vía política pacífica. La subsecuente anonimia de la IR en la escena política popular, perdurable hasta hoy, da cuenta del intenso proceso destructivo a que la IR se vio sometida entonces, tanto por factores internos como externos.
Con todo, al igual que en 1973, al ser derrotadas las posiciones más avanzadas del MP, conjuntamente son doblegadas y en toda la línea las posiciones de la izquierda en su conjunto y de la IR, ahora en ese 1986.[5]    
Efectivamente, el producto político obtenido del gran acuerdo por ‘arriba’ fue el de un modelo de democracia dictatorial o de baja intensidad, evidentemente muy acotada, el cual, como comentáramos más arriba, posee un estrecho margen para manejar y soportar la demanda social. Tal elemento superestructural, se corresponde y se determina por la imposición del modelo de MT, en un proceso dialéctico que ya expusimos en el análisis anterior.   
El 2° punto del texto, acerca de una temática que al parecer debe estar en cualquier análisis que se precie de un supuesto izquierdismo y cuál es la de la infaltable ‘crisis capitalista’, comporta variadas afirmaciones sin mucho asidero. El acápite arranca, de todos modos, con la confusión de sus autores entre los conceptos de Bloque en el Poder y Bloque Político. Por ejemplo, en el Bloque en el Poder no fue muy “hegemónico” que digamos el rol jugado por la Concertación, puesto que quién la llevaba y la lleva ahí es la fracción burguesa monopólico-financiera; no es, ni era, casi “ilimitada” la capacidad de conducción de la Concertación sobre el pueblo, por cuanto en su rol de grupo mantenedor del sistema e integrante del Bloque Político (lo que la comprometía con los intereses y los límites impuestos por el mentado Bloque en el Poder), debió enfrentar las movilizaciones de variados frentes sociales.
Lamentablemente, los autores del texto trasplantan a este acápite una concepción muy arraigada entre el trotskismo de la IV Internacional: la del Capitalismo en crisis permanente y a pasos de la quiebra absoluta. El caso es que las 300 transnacionales que mueven las ¾ partes del comercio mundial deben estar algo divertidas por tamaña afirmación, toda vez que obtuvieron ganancias por billones de dólares en todos estos años,[6] incluidos los de la conmoción subprime de 2007 a 2009.[7]           
Más bien, la crisis se viene hace rato para los pueblos de las formaciones de la periferia del SCM, aunque también se ha ido haciendo patente la zozobra para la clase trabajadora de las formaciones del centro de él. Así, para dar una mirada más amplia al texto, podríamos apuntar que los “países emergentes” capitalistas, y sobre todo los del BRIC (Brasil, Rusia, la India y China), acusan a las potencias imperialistas por sus bajos tipos de interés, que hace que los flujos de capital se refugien en ellas, aún cuando éstas niegan tal posibilidad.[8] Por consiguiente, Brasil, la India y China ya han introducido ciertas medidas que dificultan las operaciones de divisas para evitar así burbujas especulativas y el disparo de la cotización de sus monedas.
Para recalcar lo que decimos acerca de la real crisis existente, cuál es la crisis de los de abajo, mientras las transnacionales siguen haciendo su agosto aún en medio de las conmociones económicas y de las convulsiones sociales que les acompañan,[9] podemos constatar que los explotados del mundo han visto agravada su crisis mediante otro factor: el alza en el precio de los alimentos, lo que se ha traducido en un aumento de los pobres. En un proceso en espiral, el incremento de los combustibles, ocasionado por la ola de violencia popular en el Medio Oriente, generó un 36% de alza en el precio de los alimentos, lo que, a su vez, provocó que en el período junio 2010-abril 2011 unos 44 millones de personas hayan caído en la pobreza.[10] Con las alzas en los combustibles, sólo han ganado las transnacionales petroleras y aquellas que les prestan servicios. Por ejemplo, Halliburton, la segunda mayor transnacional       
Pero nótese el descaro del regente de turno del BM, cuando señala que son las rebeliones en Medio Oriente y en África sahariana (con su molesta y consiguiente “inestabilidad”), las que estarían “amenazando a los pobres”. Como buen samaritano, Robert Zoellick, en medio de la presentación del informe “Monitor de Precios de Alimentos”, pidió “proteger a los pobres y vulnerables, que gastan la mayor parte de su dinero en comida”.[11]
Por otra parte, el FMI y el BM nos señalan muy orondos que la pobreza extrema mundial (vivir con menos de US $1,25 al día) bajará a 883 millones de personas en 2015,[12] pero ocultan que ello se debe al estancamiento relativo del crecimiento de la población. Además, se olvidan que hace 16 años había más de 800 millones en tal condición, con lo que se puede decir que no ha habido ninguna resolución a tan grave problemática. Con todo, las IFI no pueden ocultar las siguientes realidades: África Subsahariana continúa estando a la cola en la lucha contra la pobreza y un 35,8% de las personas del mundo en condiciones de extrema pobreza vive en esta región; un 45% de los países están lejos del objetivo de acceso a la sanidad; el 39% y el 38% no han alcanzado los objetivos sobre mortalidad materna e infantil, respectivamente.[13]
Para finalizar su informe de la miseria mundial causada por los más grandes, uno de sus autores remarca que “el crecimiento económico continúa siendo un factor fundamental para alcanzar” los objetivos que las IFI ven como deseables. Y siguiendo con sus recetas, ambas IFI recomiendan ayudar con "recursos adicionales" para que los países más "frágiles" desarrollen sus instituciones y avancen "hacia un círculo virtuoso de paz, seguridad y desarrollo".[14] Por último, destacan que el comercio ha comenzado a recuperarse, pero para que el crecimiento sea sostenible es necesario fortalecer el sistema internacional (o sea, adentrarnos en el MT) y evitar tendencias proteccionistas (no vaya a ser que a algún ‘frágil’ se le ocurra protegerse). En resumen, los pueblos, sobre todo de los países de la periferia, debemos seguir nuestro desangramiento para la mayor gloria del capital transnacional, mundial y de sus socios internos aliados dependientemente, sin esperanza que haya chorreo.
A diferencia del texto, no creemos que el patrón de acumulación impuesto a nuestra formación haya sufrido mella con los últimos ajustes del SCM. En medio de lo paradójico y complejo que resulta el desempeño económico actual del conjunto del SCM, Chile debe esperar una profundización de su inserción en la división internacional del trabajo, con una mejora de sus términos de intercambio gracias al incremento productivo de materias primas que tienen y tendrán mayores precios de compra, sobre todo cobre y productos agrícolas,[15] cuya demanda se prevé al alza por parte de EEUU y de Asia.
Como formación de la periferia del SCM, tuvimos que sostener la ralentización en las tasas de ganancias de los capitales monopólicos internos y dependientes durante la conmoción de 2007 a 2009 y su lenta recuperación hasta hoy. Para esos capitales no hubo crisis, sino un raleo de sus beneficios y la necesidad de restringir la inversión. Sin embargo, para el pueblo y los trabajadores, que soportamos con nuestros esfuerzos el sostenimiento de la estabilidad de los de arriba, se incrementaron los precios de alimentos y combustibles; nos robaron millones desde los fondos de pensiones; los aumentos salariales, tanto en la época de Bachelet como de Piñera, no han sido tales, pues no alcanzan a cubrir el IPC sumado al incremento de la productividad (ganancia ésta que pasa casi íntegra al bolsillo de la patronal).
Este conjunto de ataques al ingreso de los explotados es sólo una de las causas que posibilitaron que, luego de 52 años y mediante el recurso de las urnas, la derecha accediese al ejecutivo. El resto lo hizo la propia Concertación y el Reformismo, el primero con su rol de patrón menos malo, pero ineficaz, además de fragmentado en el narcisismo de sus caudillos; el segundo, jugándosela por la presión social con freno. En resumen, la mayoría de los votantes fueron por los dueños del sistema y no por los maestros chasquillas. Esa masa aspiraba a que pudiera sobrevenir el ‘chorreo’ generoso de los ricos, puesto que ahora, cuando uno de estos se empinaba en el poder, no tendrían excusas para derrochar sus ingentes ganancias y cumplir así con los ofertones de un nauseabundo populismo de Piñera Echenique. Con la elección de este se cerró en Chile el ciclo de los gobiernos de los sectores y grupos mantenedores del sistema de dominación, de aquellos que se autodenominaban recuperadores de una cierta clase de ‘democracia’ (cuento creído por algunos, justificador de tanta desgraciada práctica política de otros), la que a su parecer habría permanecido en una suerte de encapsulamiento durante el período de la Dictadura. Se inicia el gobierno de la derecha política con respaldo del conjunto de la clase dominante, tomando entonces la dirección política de la formación aquellos que fueron capaces de idear el actual tipo de ‘democracia’ (más bien ‘democracia gorila’), formulada para dar direccionalidad y sustentación política a la refundación capitalista sufrida por nuestro país durante la Dictadura militar, centralmente en los años “80.
De otra parte, la victoria de la derecha se afianzó en la utilización de ingentes recursos de todo tipo y a lo largo de todo el país; en la concienzuda y metódica campaña a través de la cuasi totalidad de los medios escritos, radiales y de TV abierta de los cuales dispone; las promesas de bonos, puestos de trabajo y la cháchara que se iban a mantener los mezquinos ‘logros’ sociales que le legará la Concertación.
En el punto 3 del texto y como atisbáramos más arriba, se constata otra gaffe de sus autores: con la elección de Piñera nada cambia en el Bloque Dominante; sólo hubo un recambio político en la dirección del gobierno y dentro del Bloque Político. No nos parece que los dos objetivos que se anotan allí, asignados al gobierno de la Alianza, sean tan diversos a los que se plantearon todas las administraciones de la Concertación. Obviamente, para aumentar el ritmo del crecimiento económico, en los marcos del patrón de acumulación impuesto durante la Dictadura, ha sido desde entonces necesario profundizar la flexibilización y la precarización laborales. Mientras tanto, el régimen político, a la vuelta de un año y medio de gobierno patronal, no ha requerido ninguna reforma con miras a su reforzamiento o puesta al día, por cuanto goza de madurez y de una cierta indemnidad. Lo único que podría restarle legitimidad es el combate amplio de un MP decidido, como el que ha logrado representar recientemente la fuerza social unida de estudiantes y sectores de trabajadores.
Dijimos antes, en nuestra visión sobre el análisis de la OCL, que el actual modelo político-social posee un estrecho margen para manejar la demanda social, por cuanto el MT y el patrón de acumulación primario-exportador suponen una gran exclusión y extremos grados de súper-explotación, ofreciéndose al Bloque Político una mínima base para maniobrar políticamente las necesidades y demandas que el mismo sistema genera y reproduce. Ahora, si bien ese estrecho escenario fue sorteado con relativo éxito por la Concertación, el cuento ha sido diferente para la derecha política, toda vez que prometió múltiples “Cambios” relacionados con aliviar la carga social que el modelo impone. En este sentido, las movilizaciones de vastos sectores sociales tras sus demandas son rápidamente reprimidas, obligando muchas veces a los movilizados al recurso de la violencia callejera y a la acción directa, como se puede constatar, aparte del consabido movimiento estudiantil, en los casos de los damnificados por el 27-F, los mapuche de las comunidades en conflicto, los pobladores afectados por las ‘modernizaciones urbanas’ y por los proyectos energéticos, etc.       
No creemos posible, como se expresa en el texto, que la derecha se pueda llegar a constituir en “un agente político hegemónico” del pueblo; el día que ello ocurra, mejor nos vamos para la casa. Lo anterior no obsta para que afirmemos que la elección de Piñera y de una gran cantidad de congresistas de la derecha, muestra a las claras que el discurso de la clase dominante ha calado hondo en vastos sectores sociales e inclusive populares, incluyendo a algunos que otrora fueran proclives a la Concertación. Ello no es casualidad y debe ser considerado en conjunto con la dinámica, más general, del alto grado de desarrollo e integración capitalista actual de nuestra formación, en su fuerte despliegue del capital MT. Resumiendo, podemos decir que en la pasada elección obtuvo más votos una coalición política de dos partidos de derecha, representantes de los intereses de la gran burguesía y que cuentan con un lúcido programa para los fines previstos para la dirección política de una formación refundada en los términos del Capital MT y con la condescendencia dependiente de los capitales monopólicos internos. En el camino quedó un agónico conglomerado, integrado por el reformismo burgués, restos de la mediana burguesía, y la socialdemocracia criolla de diverso pelaje.  
La posibilidad de constituir un nuevo Bloque Histórico Popular, opuesto al Bloque en el Poder, por supuesto que pasa por aprovechar las debilidades y la fragilidad del sistema de dominación y explotación, pero antes deben ser subsanadas las tremendas debilidades e insuficiencias del campo popular, en el que por dos décadas y media han estado ausentes las expresiones realmente revolucionarias y proletarias. Desde el campo popular, mayormente, se han logrado conformar fuerzas e instancias de apoyo a las políticas de los grupos y fracciones mantenedoras del sistema, además de constituirse, en menor grado, movimientos y liderazgos que siguen las aguas del reformismo.
Respecto al punto 4° del texto, estamos de acuerdo en general con la caracterización hecha sobre la política la Concertación y de sus componentes, además de su maridaje con el Reformismo. No obstante, creemos que es un tanto delicado y requiere de una mayor profundización el identificar a la DC como representante de un supuesta “facción [sic] de la burguesía nacional no monopólica”, lo que suena muy en concordancia con las aspiraciones del Reformismo acerca de una burguesía buena y progresista (con la cual aliarse) y otra mala y reaccionaria (a la cual demonizar).
De otra parte, coincidimos sobre la crisis de representación que ha llegado a potenciarse en la CUT, la que debe ser asumida como una oportunidad para que la IR pueda llevar sus visiones y prácticas al calor del debate que se está dando al interior de las organizaciones de los trabajadores y en todos los frentes laborales: en los sindicatos y federaciones del Cobre, en la FENATS, en la salud municipalizada, en las asociaciones de funcionarios del sector público, etc.
Lamentablemente, en el párrafo final de ese punto 4°, podemos constatar una desacertada conceptualización. Siendo efectivo el proceso de descomposición de la Concertación y que el nivel de aprobación de los componentes de la clase política ha caído a un mínimo histórico, factores que agravan la crisis de representatividad del sistema político, ello no implica que estemos a las puertas de una irreversible crisis política en la cual se encuentra sumergido el bloque dominante”;[16] no debiéramos ser tan optimistas al respecto. Ya hace un siglo y medio, Carlitos analizó la excelente cobertura que la ‘democracia’, que por antonomasia es burguesa, le presta en nuestras formaciones capitalistas a lo que es una verdadera dictadura de clase de la burguesía, conformando ese sistema político, normado ex­ profeso y que se complementa con la autonomía completa que alcanza por entonces el Estado burgués, el paraguas para que el Bloque Dominante pueda mantenerse alejado de sus representantes políticos de clase y capear desde la platea las turbulencias que se dan en la arena política.[17] Para lograr la anhelada crisis política del Bloque Dominante, más bien tendríamos que hacer saltar la lucha de clases, en hombros de un MP amplio, ofensivo y con vocación de poder, golpeando las bases materiales y políticas de su dominación, a la par de avanzar en exponer frente a las grandes masas las terribles contradicciones e injusticias a las que nos aherrojan los sostenedores del modelo de explotación (la esfera de las relaciones de propiedad), una muestra de las cuales son las inmensas y denigrantes diferencias educacionales y que cada cierto tiempo los estudiantes vienen en agitar.           
En el acápite 5° del texto, es interesante que los autores distingan algunos sectores de la Alianza interesados en efectuar reformas al modelo. En efecto, seguramente en lo sucesivo asistiremos a diversos esfuerzos por parte de la derecha y del gobierno patronal con miras a adornar un tanto el asediado sistema económico y político, toda vez que las críticas y las demandas sociales igualmente irán en aumento. Esa táctica de nuestros enemigos de clase, debe ser desenmascarada y expuesta en sus reales fines frente al pueblo y los trabajadores, mostrando a estos que tales concesiones gubernamentales, si bien son fruto de la presión social, no deben agotar la iniciativa popular, sino que inscribirse en un camino mayor de conquistas por el verdadero cambio social. En esta línea, lo más correcto para la IR es profundizar, al interior del pueblo y en todos los frentes, el proceso de politización de las demandas inmediatas y economicistas, encausándolas hacia el plano de sus objetivos históricos y rechazando cualquier intento de conciliación o colaboración de clases.
En consonancia con lo anterior, una adecuada iniciativa política de mediano plazo sería propiciar y trabajar en la base por un gran movimiento social por una Asamblea Constituyente de los Pueblos de Chile, con vistas a la elaboración de una legítima y verdadera Constitución Popular, la que acompañe la lucha del MP por la nueva sociedad Socialista.    
La labor que desarrolla y que pueda llegar a efectuar el Reformismo al interior del MP y de las organizaciones político-sociales, sobre todo en las naturales, no deben ser un óbice para que la IR despliegue todos los esfuerzos posibles para aumentar su incidencia en las mismas, tratando de aumentar en la práctica los niveles de conciencia y organización, politizando todas y cada una de las demandas y las luchas populares. Si las acciones del Reformismo llegan a funcionar como catalizadores de algo, bienvenido sean sus aportes y en vez de quejarnos, debiéramos estar ahí para torcer toda tendencia a la involución o a la conciliación con los enemigos de clase. En este sentido, es notable que los sectores más avanzados y consecuentes del movimiento estudiantil aún orienten a la acción y no al diálogo a esa gran fuerza, a contrapelo del deseo expresado por los hijos de Teillier y Gajardo.[18]
Sobre el punto 6° del texto, de contextualización de la crisis y de la posible salida política de ella, cabría aportar que la ola de movilizaciones sociales que alrededor del mundo se despliega contra los efectos del modelo del capital MT, se enmarca en un plano más general, de acondicionamiento del SCM (y que por ende afecta a los diversos pueblos) por parte del imperialismo y el capital transnacional en la presente etapa de transición a la fase imperialista II. Así, nuestra formación, que presenta un alto grado de desarrollo e integración capitalista dependiente del centro imperialista, con un modelo basado en la explotación y discriminación más extremas y por ello, de una gran rigidez frente a la demanda social, el sistema impuesto se ve de más en más convulsionado por la demanda y movilización populares por cambios en la economía y en el sistema político y que el Bloque Político se ve muy restringido en poder manejar. 
Qué duda cabe; en la formación social chilena, durante 2010, cristalizaron los primeros atisbos de la Segunda Fase del Imperialismo. Así, cuando el 11 de marzo se instala en La Moneda el gobierno de la derechista Alianza por Chile, se definió la apertura de un nuevo proceso político-social y cultural signado por la legitimación de políticas represivas en lo político, conservadoras en lo cultural y de súper-explotación en lo laboral. Este carácter no es nada nuevo bajo el sol, pues no es más que el perfeccionamiento de la matriz surgida tras el golpe militar, sobre todo luego de 1975, cuando el Bloque en el Poder pasa a ser hegemonizado por la fracción monopólico-financiera.
Agreguemos al contexto, que la crisis subprime ya fue superada por el capital transnacional a mediados de 2010. Las cifras que entregan aquellos que saben de inversiones,[19] nos permiten asegurar que hace rato que están remontado los retornos de las inversiones realizadas en todos los sectores productivos de las 5 mayores formaciones económicas de Latinoamérica y el Caribe (LAC), incluido Chile, excepto en cuanto al subsector energía, debido esto último a la necesidad de actualizar tecnologías y de renovar y extender obras y redes. Es destacable el aumento de los retornos de las inversiones industriales, cerca de un 40%, lo que respaldaba las expectativas de recuperación para 2010-2011, visto ello desde ‘arriba’ del sistema. Ahora bien, respecto de las exportaciones de los países de LAC, la CEPAL informaba hace ya un año,[20] que aguardaba una expansión de ellas para 2010 de un 21,4%, anotándose un fuerte repunte tras la caída de un 22,6% que habían registrado en 2009, gracias a la reactivación del comercio. Tal mejoramiento, estaba relacionado con el incremento en las ventas de materias primas (MP) y el crecimiento de las compras desde Asia, en especial por parte de China. Inclusive, dicha instancia preveía, como ocurrió, que América del Sur protagonizaría durante 2010 la mayor expansión de sus exportaciones, ocasionada por aumentos de los volúmenes y los valores de venta de productos agropecuarios y minería, creciendo ellas un 23,4% en los asociados al MERCOSUR, y un 29,5% en los países andinos, superados por CHILE, que incrementó un 32,6% sus ventas.[21]
Sobre la sincera y humilde constatación que mucho del actual proceso de movilización popular escapa a las acciones de la IR, afirmamos que ello debe movernos a incrementar nuestros esfuerzos propios y unitarios para comenzar a revertir dicha ausencia y falta de ligazón con los diversos frentes, aprovechando todo el potencial que el MP despliega. Por otro lado, tampoco tenemos que hacer asco a la discusión político-ideológica, al interior de las organizaciones populares, con reformistas y con los grupos mantenedores del sistema; es más, es un deber.
En el último acápite del texto, el 7°, se hacen muy certeras afirmaciones tácticas y estratégicas. Sólo podríamos agregar la constatación que la izquierda consecuente se encuentra hoy fragmentada en decenas de grupos y colectivos, donde se funden los aportes de integrantes provenientes de desgastadas o simplemente desaparecidas organizaciones revolucionarias, junto a la entrega de nuevos contingentes de compañeros. Ha sido en el conjunto de ésta diversidad que se han logrado conservar la esencia, la visión y las prácticas ideológicas que persiguen el verdadero cambio social, aunque en un estadio más bien interpretativo. Los ciclos de agitación y movilización popular, que permiten acumular fuerza social independiente sólo hasta un cierto nivel (de una rebeldía primaria), igualmente dan paso al traspaso hacia las masas movilizadas de las orientaciones de esos colectivos aún enclaustrados, verificándose ello en momentos discontinuos y en aisladas fracciones de los frentes y territorios.         
Finalmente, afirmamos que ninguna contradicción, por más evidente y gigantesca que sea, se decidirá del lado popular por el sólo hecho de que digamos los conjuros adecuados. Debemos apoyar cada uno de los movimientos reivindicativos que existan en cualquier sector social y geográfico, en la medida de nuestras fuerzas, elevándolos desde lo inmediatista o economicista a un nivel más consciente y politizado; llevemos a enfrentarse a los explotados y excluidos con el sistema que los afecta y aprovecha, enseñando en la práctica lo que podrían ser años de teoría; no dejemos de reivindicar la justicia popular para todos aquellos casos de atropellos a los DDHH sufridos por nuestro pueblo, los de antes y los de ahora, rescatando de paso a las agrupaciones desde el vergonzoso entreguismo y esterilidad en que se encuentran postradas hoy; no cejemos en la mantención y el mejoramiento de todas las condiciones sociales alcanzadas, comenzando por un sueldo mínimo no inferior a $350.000; agitemos la solidaridad, la organización social más estrecha, la amistad en el seno de todas las instancias de trabajadores y populares; reivindiquemos la salud, la vivienda y la educación públicas como derechos inalienables, de carácter social, los cuales no pueden ser privatizados, directamente o mediante el argumento de la subsidiariedad; no abandonemos la solidaridad con las luchas del pueblo mapuche y sigamos apoyando su reivindicación de autonomía e identidad; y un largo etc., en donde nuestra máxima debe ser siempre la propuesta por el Maestro Simón Rodríguez, enarbolada para que la América insurrecta se lanzara a su primera independencia: “¡O inventamos o erramos!”.


¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!


Fraternalmente,


COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA
Septiembre de 2011
¡SEPTIEMBRE SE LLAMA ALLENDE!


[1] Otro aspecto no explicitado en el texto OCL es que el MP carece hoy, así como durante gran parte de los “80, de un auténtica vanguardia revolucionaria, instancia en la cual se pueden integrar todas las luchas, en todos los niveles y terrenos del enfrentamiento y que posibilite su necesaria continuidad política y estratégica. De hecho, esta carencia puede explicar en gran parte la implementación de ‘ciclos’ de enfrentamiento, con los que se pretende, en ausencia de tal vanguardia, dar con atajos dentro de la lucha de clases.
[2] En una encuesta de agosto, presentada la primera semana de septiembre, Adimark GfK señala que aún sigue bajando la aprobación de Piñera, 27% y subiendo su desaprobación, 68%. Para el gobierno como tal la cosa no es mejor, obteniendo un 25 y 70%, respectivamente. La Concertación la saca peor, con 17 y 71% en cada caso, mientras que la Alianza obtiene en tales apreciaciones un 22 y un 66%. No se identifica ni con el gobierno ni con la oposición un 37% de los encuestados, cuando en julio esa cifra era de un 37%. Es decir, se incrementa en el conjunto de la formación un rechazo al conjunto de la “Clase política” y al modelo que ella representa.
[3] La historia del movimiento revolucionario mundial cuenta con varios ejemplos de vanguardias que debieron sortear varias décadas antes que sus respectivos movimientos populares alcanzaran el triunfo. Una muestra: el PC chino tenía escasos 300 miembros en 1922; casi tres décadas después, mediante una multitudinaria y acertada Guerra de Liberación, lograba dirigir su pueblo a la victoria. 
[4] Para mayor ahondamiento sobre nuestra crítica del artefacto ideológico “neoliberalismo”, ver nuestros trabajos: “¿Globalización Neoliberal o Nueva Fase del Imperialismo?”, “Otra vez acerca del Concepto ‘Neoliberalismo’” y “El Monopolismo Transnacional, Etapa de Transición a la Fase Imperialista II, y el Proceso de Transnacionalización”, en www.acciondirectachile.blogspot.com  
[5] Ver nuestro trabajo: “Las dos derrotas recientes del movimiento popular chileno, 1973 y 1986; consecuencias, lecciones y perspectivas”, en www.acciondirectachile.blogspot.com
[6] Ver en: http://www.forbes.com/global2000/
[7] Les invitamos a leer el análisis de coyuntura de la publicación “Hecho a Mano” (Hecho a Mano -Corriente de opinión de las trabajadoras de la educación. Número 3, Invierno de 2009), en donde el economista Rafael Agacino caracteriza adecuadamente el actual momento económico mundial y nacional como un ajuste, que él define dentro de una “lógica de transferencia” y en donde se reproduce y amplía la concentración, la centralización y la monopolización. Agacino nos recuerda que fue durante la crisis económica de 1982 y de 1985 que los grupos económicos Cruzat y Larraín son desplazados por otros grupos que componen hoy el Bloque en el Poder y que lo hegemonizan -Matte, Angellini, Lucksic.
[8] Russia Today: “La guerra de divisas amenaza la Cumbre del G-20, jueves 11 de noviembre de 2010.
[9] En agosto, por unos momentos solamente, Exxon dejó de ser la más valiosa empresa de EEUU, posición que ostenta desde hace 5 años; ver: www.cnnexpansion.com/negocios/2011/08/09 Además, sus utilidades crecieron 54% durante el 1er semestre de este año, frente al mismo lapso de 2010 (EFE, 28/07/2011). Por su parte, Shell, la otra mayor transnacional petrolera, casi duplicó sus beneficios, 97%, durante el 2° semestre de este año por el aporte de grandes proyectos “y las alzas del crudo [los que] compensaron la caída de la producción de 2%” (Reuters, 29/07/2011); es decir, aún produciendo menos, logró extraordinarias ganancias a costillas de los países no productores y de los mismos países de donde extrae el crudo. En el caso de las transnacionales relacionadas con los alimentos, la más grande, Nestlé, que ya durante 2010 triplicó sus ganancias (EFE, 17/02/11), anunció un aumento de ganancias de 7,5% en el 1er semestre de este año (Reuters, 15/04/11), mientras que el otro gigante alimentario, Kraft, espera un incremento de sus ganancias de un 5% para este año (Reuters, 04/08/11).    
[10]Banco Mundial reveló aumento de pobres por alza en alimentos”, 14/04/11; en: http://tele13.canal13.cl/internacional/banco-mundial-revelo-aumento-de-pobres-por-alza-en-alimentos
[11] Robert Zoellick, norteamericano, Presidente del Banco Mundial; Ídem.
[12]Pobreza extrema mundial bajará hasta los 883 millones de personas en 2015” [según BM y FMI], EFE, en: http://www.semana.com/economia/pobreza-extrema-mundial-bajara-hasta-883-millones-personas-2015/155229-3.aspx; 15/04/11.
[13] "Informe de Vigilancia Global 2011: Mejorando las posibilidades de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (MDG)", en: http://www.sondeoeconomico.com/2011/04/20/pobreza-mundial-2011-al-2015/; 20/04/11
[14]Pobreza extrema mundial bajará hasta…”.
[15] Al respecto, ha sido un crimen contra nuestro país, que en brazos de aquel patrón acumulativo depende en más de 2/3 de sus exportaciones del cobre y derivados, el que el gobierno y los ejecutivos de CODELCO le hayan hecho perder cerca de 5 mil millones de dólares (entre 2010 e inicios de 2011; ver: CODELCO A LA DERIVA II”, en: http://www.defensadelcobre.cl/?q=node/799; 30/04/11), debido a la interesada mala administración de CODELCO y toda vez que en el área de los minerales se vive una aumentada demanda por parte del centro del SCM. Sobre el punto, se deben atajar las intenciones privatizadoras de la estatal por parte del gobierno patronal, a la par de avanzar en la renacionalización de los minerales chilenos.
[16] Percepción más bien ideológica, similar al “estado de crisis” que representaría el panorama político actual para los compañeros de la OCL.
[17] En “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, C. Marx expone como la burguesía logra su ocultación política de clase tras el régimen de L. Bonaparte. Además, en su análisis de este período, aporta que “Es bajo el segundo Bonaparte cuando el Estado parece haber adquirido una completa autonomía”. Por su parte. Nicos Poulantzas (en “Poder político y clases sociales en el Estado capitalista”; Siglo XXI Editores, México, 29ª edición,  2001, pp. 177-178) nos advierte que con el despliegue del MPC y de la hegemonía burguesa se produce una asignación de funciones interrelacionadas entre el Estado, lo político, y lo económico: la formación económica, pero relativamente autónomas, dando pie a la existencia de regímenes políticos que aparecen como actuando fuera de la hegemonía y de los intereses de la fracción dominante, pero que no alcanzan más allá de la resolución política provisional de la impasse que los origina y determina, puesto que, al actuar en la región de las formas jurídico-políticas, no inciden en la esfera de las relaciones de propiedad, perteneciente a la región de lo económico y en que, existiendo un claro dominio del bloque dominante (y entre este, de su fracción dominante), esa región aparece como un producto general de la formación y no un sistema creado a imagen y semejanza de la gran burguesía. 

[18] El presidente de la FEUSACH, Camilo Ballesteros, manifestó que “siempre hemos esperado que no haya incidentes” en las marchas. Esto, en relación a la realización de la marcha del 14/09/11, que en primera instancia fue instigada desde los sectores de la IR al interior de la CONFECH y a la que debieron plegarse los reformistas.
[19] http://www.standardandpoors.com; Sobre índice obtenido a partir de los resultados de las 40 más grandes industrias de los cinco mayores mercados de LAC: Argentina, Brasil, Chile, México y Perú. 15/10/2010
[20] http://www.afp.com/afpcom/es/ “Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2009-2010”, del 4 de septiembre de 2010.
[21] Para ver un análisis más extenso sobre la coyuntura económica 2010, de superación de la crisis subprime, ver “Situación Política Mundial y Nacional, Enero a Octubre de 2010, en www.acciondirectachile.blogspot.com

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